Luis Eduardo Villarreal Ríos / Poder insensible

AutorLuis Eduardo Villarreal Ríos

Mientras todo mundo habla de la incapacidad de liderazgo de las autoridades para resolver conflictos y generar consensos, el Congreso estatal, a contracorriente, se defiende de la crítica a su insensibilidad social.

Me refiero a la indignación que ha despertado en la ciudadanía el incremento salarial que se aprobaron los diputados locales, integrando a su sueldo el gasto de la función legislativa.

Justo cuando en Nuevo León se requiere elevar la credibilidad en la función pública, Enrique Barrios, coordinador de la bancada panista, considera que la manta de protesta contra el bono es obra de líderes escandalosos.

Ahora resulta que los ofendidos son los diputados locales, quienes, a falta de argumentos, descalifican que se haga público el abismo remunerativo entre un obrero, una secretaria, un profesionista y un diputado.

Y es que la dichosa manta colocada en un puente peatonal de la avenida Gonzalitos toca el punto neurálgico de la "cuestión social": el salario justo a cambio de un trabajo digno.

No digo, conste, que el trabajo de legislador local sea indigno; desde luego que no, siempre y cuando cumpla con la encomienda de representar los intereses de la ciudadanía, convirtiendo en ley lo que a ella convenga.

Pero al famoso bono disfrazado de incremento no se le ve la primacía axiológica por ningún lado; por el contrario, va en contra de la sensibilidad y de los bolsillos del pueblo trabajador.

Vamos, no se trata de acusar a los diputados del Congreso local de cometer un ilícito, tampoco de negarles la plena vigencia de su derecho a recibir por su labor un salario suficiente.

De hecho, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en los artículos 23, 24 y 25, formula que toda persona tiene derecho a su trabajo, a la libre elección de su oficio y a condiciones satisfactorias de trabajo.

No se insiste en la legalidad o no del incremento de los legisladores, ellos y ellas, sino en la dimensión no ética de tal medida. ¿Por qué insisto en ello? La manta de Gonzalitos lo revela: la mayoría gana infinitamente menos.

Los diputados tienen derecho a un nivel de vida adecuado que les asegure, así como a sus familias, alimentación, salud y bienestar. Hasta aquí no hay problema con su sueldo.

No obstante, hay otras consideraciones. Una de ellas es que el sueldo de los diputados locales lo paga una ciudadanía que los "contrató" por medio del sufragio, y es a ella a quien debieran consultar para aprobar el alza salarial.

Porque el salario de los...

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