Eduardo R. Huchim / Tragedia

AutorEduardo R. Huchim

Cuando la policía yerra, la sociedad sufre las consecuencias, y frecuentemente éstas son cruentas, sea porque no se recibe la protección adecuada o sea porque la policía misma es la victimaria. La tragedia en la discoteca capitalina News Divine, ubicada en la delegación Gustavo A. Madero de la Ciudad de México, ha evidenciado una gravísima falla de la policía capitalina, que navega entre la corrupción, la impreparación y la ineptitud.

Es claro que el "operativo" del viernes 20 de junio, motivado porque en ese antro se vendía alcohol y drogas a menores de edad, se efectuó sin preparación táctica suficiente y sin evaluar previamente la reacción de grupos grandes de personas, particularmente cuando éstas son muy jóvenes. Es probable que los policías judiciales y preventivos ni siquiera sabían el número de jóvenes -aproximadamente 800, contando a los 200 que hacían fila para entrar- que ahí estaban reunidos. Fue tan mala la planeación que incluso tres policías perdieron la vida.

Desde luego que se precisa realizar las indagaciones del caso y castigar a los responsables, por más que nada pueda devolver la vida a los nueve fallecidos a consecuencia de la estampida humana originada por la presencia policial en la discoteca.

La investigación debe incluir también a las autoridades delegacionales porque el funcionamiento del antro de la tragedia sólo pudo ser posible merced a la corrupción, dadas las graves fallas en materia de seguridad.

Una medida útil debería ser, también, una cruzada contra los centros públicos de diversión que funcionan en el Distrito Federal con carencias semejantes y en inmuebles inadecuados, si bien convendría diseñar mecanismos para evitar que una campaña de esa naturaleza sólo sirva para elevar las cuotas de la corrupción.

El drama capitalino, el peor que ha enfrentado hasta ahora el Gobierno de Marcelo Ebrard Casaubon, pone el acento en la situación de las policías mexicanas federales, estatales y municipales. Sólo por excepción puede encontrarse en México una corporación libre de la corrupción y la ineptitud, y quizá la mejor prueba de éstas sea la salida de soldados y marinos de sus cuarteles, para encargarse de tareas policiales que no les competen y para las cuales no están preparados.

Recordemos que el entrenamiento y la misión de los militares son esencialmente de ataque -por más que su papel en casos de desastre sea encomiable-, distintos a las tareas policiales que son, fundamentalmente, de protección a los...

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