Eduardo R. Huchim / Tiempo de audacias

AutorEduardo R. Huchim

La reciente encuesta de Reforma (13/12/14) sobre la dramática caída de la confianza ciudadana en las principales instituciones, incluida la presidencial y la militar, confirma la situación de crisis nacional por la que atraviesa México.

Lamentablemente, las instituciones no han respondido con efectividad y oportunidad, pero esto se debe a la ineptitud y/o falta de ética y compromiso de quienes las dirigen. Nuestras instituciones, si bien perfectibles, poseen fortalezas en su diseño y las atribuciones legales necesarias, pero su correcto funcionamiento demanda, de sus líderes y operadores, esfuerzo, dedicación y estricto apego a la ética y a la ley, virtudes que raras veces se dan en México.

Aun cuando la responsabilidad de la crisis gravita con mayor peso sobre el Ejecutivo, lo cierto es que no excluye a los otros poderes. Sólo como muestras, ténganse presentes tres hechos difundidos apenas ayer: el juez que exonera a Raúl Salinas de Gortari de enriquecimiento ilícito, los diputados del PRI que rechazan dar a la Auditoría Superior de la Federación atribuciones para realizar revisiones en tiempo real, y los senadores del PRI y del PAN que obligan a levantar la sesión senatorial y clausurar el periodo por falta de quórum, dejando en el aire los nombramientos de las fiscalías electorales y anticorrupción, la reforma política del DF, la respuesta a los padres de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, entre otros asuntos.

No, el Ejecutivo no es el único responsable de la crisis actual. Sin embargo, sí es el Ejecutivo quien debe encabezar el rescate de las instituciones, un rescate que sólo será posible si los tres poderes y los órganos autónomos actúan con vigor. Hay acciones imprescindibles que el jefe del Estado puede emprender con un espíritu patriótico, alejado de apetitos insanos como el enriquecimiento y el dispendio. La primera de ellas podría ser el reconocimiento de los errores cometidos y la disculpa pública sugerida por Enrique Krauze en The New York Times.

La disculpa sería un buen primer paso hacia un horizonte de acciones audaces que, ésas sí, moverían sin duda a México en la dirección correcta, con una premisa que el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, acaba de frasear acertadamente en una entrevista con Carmen Aristegui (CNN, 15/12/14): "El gobierno debe decir la verdad cueste lo que cueste y sacrificar a quien haya que sacrificar... si se deja sembrada una mentira sobre algo importante, esa...

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