Eduardo R. Huchim / Temixco y la precariedad

AutorEduardo R. Huchim

El año político-electoral se ha abierto de una manera ominosa con el asesinato, el sábado 2 de enero, de la alcaldesa de Temixco, Morelos, Gisela Raquel Mota Ocampo, apenas un día después de asumir el cargo. El crimen ha merecido generalizada condena de líderes políticos y sociales y, por supuesto, debe ser exhaustivamente esclarecido, pero debiera ser también una clarinada de atención sobre el desamparo y precariedad en que miles de municipios desarrollan sus actividades, que son de primera importancia para la sociedad, porque de la efectividad de esos órganos de gobierno depende en buen grado la calidad de vida de la población.

El desamparo de los ayuntamientos, los alcaldes y munícipes ha sido expuesto, a propósito del crimen de la alcaldesa, por la Asociación de Autoridades Locales de México en un comunicado de prensa: "No queremos que este crimen quede impune como ha sucedido con los más de 70 alcaldes muertos violentamente en los últimos 10 años, 18 de ellos emanados de la izquierda".

La precariedad de miles de municipios en materia de seguridad, que se suma a la insuficiencia económica, está en relación directa con el auge que la delincuencia organizada ha cobrado en amplias zonas del país y que aún no tiene, de parte del Estado, una respuesta eficaz que no puede ser solamente el combate a sangre y fuego. Un empleo racional de la fuerza del Estado implica acudir a ella sólo en casos extremos y no como política habitual.

Combatir a delincuentes con sólo las armas propicia la escalada de la violencia y el armamentismo desbocado, ya que la delincuencia dispone de recursos enormes para armarse. Es preciso revisar las políticas de seguridad y considerar seriamente la eventual regulación de las drogas hoy prohibidas, como se ha planteado en diversos ámbitos, particularmente a partir de la sentencia de la Suprema Corte de Justicia sobre el uso recreativo de la mariguana. Esto sin olvidar una acción más efectiva que la fuerza: la detección y confiscación del dinero y bienes patrimoniales de los delincuentes.

¿Por qué lleva a estas reflexiones el asesinato de la alcaldesa morelense? Porque si bien hay ediles que, sedientos de riqueza y poder, entran en complicidad con los delincuentes, también hay casos en que no necesariamente lo hacen de buen grado, sino presionados por la disyuntiva de la plata o el plomo a que son sometidos, sin que contra esa alternativa haya mecanismos eficaces.

Ciertamente, la autoridad tiene el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR