Eduardo R. Huchim / El silencio de Zaldívar

AutorEduardo R. Huchim

En 1957, casi dos décadas después de dejar la Presidencia, en una visita a sus amigos yaquis, Lázaro Cárdenas se enfrentó a una difícil pregunta. Uno de los jefes de la tribu le dijo a bocajarro:

-Queremos preguntarte si lo que ha pasado con nosotros es la Revolución. ¿Pues, sabes lo que ha pasado? Los canales se desvían, ahora riegan las tierras de los descendientes de los jefes revolucionarios. Las escuelas que nos diste ahora son cantinas, o son burdeles o son estacionamientos militares. Y nada de lo que nos prometiste se ha cumplido.

El general, consternado, nada tuvo que decir.

Julio Moguel, coautor de la magna Historia de la Cuestión Agraria Mexicana, relata el episodio a propósito del gran desafío que tienen Andrés Manuel López Obrador y la 4T respecto al pueblo yaqui. (https://bit.ly/3xezLKU).

Lo he citado para intentar ilustrar por qué los autores de reformas importantes suelen preferir materializar y operar ellos mismos tales reformas y hacen lo necesario para garantizar su concreción. El temor a que sus intenciones y proyectos sean traicionados se alimenta de casos como el de los yaquis y el general Cárdenas.

Así me explico mutatis mutandis el intento de ampliar los periodos del actual presidente de la Suprema Corte y de consejeros de la Judicatura Federal. Es decir, más que un ensayo para medir la temperatura de la supuesta prolongación del sexenio presidencial, yo veo el interés legítimo de poner candados para que no ocurra lo que con los yaquis.

Sin embargo, la vía escogida para hacerlo es un atropello a la Constitución y no debiera prosperar en la Cámara de Diputados, después de que sí lo hizo en la de Senadores. La Constitución dispone en el párrafo quinto del artículo 97: "Cada cuatro años, el Pleno elegirá de entre sus miembros al Presidente de la Suprema Corte..., el cual no podrá ser reelecto para el período inmediato posterior". Conciliar la ampliación de periodos con esta disposición expresa de la Constitución equivaldría a torturarla en la mazmorra de la arbitrariedad.

El destinatario de la reforma alojada en un artículo transitorio, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ha sido duramente criticado porque no se ha pronunciado sobre el tema, y de ahí la lectura de que sí desea los dos años adicionales. Según esta versión, le bastaría con anunciar que no la aceptará para desmontar el despropósito. Yo no dudo que Zaldívar sí quiera dos años adicionales, pero -de cara a su sólida trayectoria-, sería difícil...

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