Eduardo R. Huchim / Neocaciquismo en auge

AutorEduardo R. Huchim

El desencanto ciudadano con la democracia electoral que permitió la alternancia partidaria en el poder, se evidencia con la medición hecha en 2009 por Latinobarómetro en 18 países de América Latina. El resultado indica que en México sólo 30% de los encuestados consideró más importante la democracia, mientras la mayoría prefirió el desarrollo económico aunque ésta no existiera. El promedio de preferencia democrática en AL fue de 44% y los más altos índices (Dominicana y Uruguay) rebasaron el 60%.

Esta insatisfacción ciudadana está explícitamente considerada en las iniciativas de reforma política del PRI y del DIA (PRD, PT y Convergencia) y de forma implícita en la presidencial. El DIA sostiene con acierto que "si bien el poder se ha pluralizado, no se ha democratizado a cabalidad", ya que los ciudadanos carecen de un cauce de "plena participación en las decisiones que directamente impactan su vida".

¿Responden las iniciativas de reforma política a la necesidad de avanzar a un nuevo estrato de evolución democrática? Sí, pero todavía con insuficiencias que hacen incompleto el conjunto de propuestas. He aquí algunos asuntos que, desde mi perspectiva y sin ánimo de exhaustividad, son imprescindibles:

  1. La esperada regulación de medios electrónicos que garantice pluralismo y equidad para los actores políticos y privilegie los intereses sociales por encima de los particulares.

  2. La reducción real del financiamiento público de los partidos políticos y, al menos, las grandes líneas para una ley de partidos.

  3. Autonomía constitucional para la Auditoría Superior de la Federación y atribuciones que maximicen sus tareas de fiscalización tanto en el ámbito federal como en el estatal.

  4. Creación de consejos ad hoc, plurales e imparciales, que se hagan cargo (o al menos propongan candidatos) de los nombramientos de las direcciones (unipersonales o colegiadas) de los órganos autónomos como el IFE, la CNDH, la ASF y el IFAI.

  5. Normas para frenar la concentración del poder por parte de los gobernadores, a fin de impulsar la real vigencia de la división de poderes y la rendición de cuentas en los estados y municipios.

Quisiera detenerme en este último punto y la mejor forma de hacerlo es citar el certero diagnóstico que Diego Valadés hizo en su ponencia presentada en el Senado el 25 de enero de 2010: "La ausencia de un partido hegemónico nacional ha trasladado un enorme poder de decisión a los gobernadores, quienes ya no ocultan su control sobre los aparatos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR