Eduardo R. Huchim / Focos rojos que el INE no ve

AutorEduardo R. Huchim

Para el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, en los procesos electorales que tienen su clímax este domingo 5 de junio no hay focos rojos, aunque sí focos de atención (Revista R, 29/05/16). Es una visión autocomplaciente. En las zonas del país dominadas por la delincuencia organizada, ¿verán impasibles los capos que a las alcaldías o gubernaturas lleguen quienes ellos no quieren? Y no necesariamente tienen que matar o secuestrar candidatos, como ya ha ocurrido. Basta con designar ellos los candidatos y/o controlar a funcionarios de casilla o asistentes electorales. ¿Eso no es un foco rojo?

En una democracia, los focos rojos no pueden limitarse a las situaciones que ponen en riesgo directo una elección, sino que deben incluir hechos y circunstancias que atacan principios democráticos esenciales como la equidad, la legalidad y la imparcialidad. Y en el proceso en desarrollo sí que hay unos y otras, si bien no todos atañen exclusivamente a los órganos comiciales.

Los gobernadores. En los procesos electorales 2016, como en casi todos, los gobernadores están operando a favor de su partido, cualquiera que éste sea. De las arcas estatales fluye el dinero a los candidatos y no sólo para sus eventos de campaña, sino también para la ilegal compra de votos. Como la mayoría de los gobernadores son priistas, es obvio que el principal beneficiario es el PRI.

La compra directa o indirecta del voto es una práctica que no ha desaparecido y que ha tenido concreción incluso en la Ciudad de México. Sería difícil encontrar un proceso comicial donde no se practique por al menos uno de los contendientes. Tiene razón Enrique Krauze cuando en su notable ensayo "Desaliento de México" sostiene que casi todas las viejas tácticas del PRI han desaparecido, pero no "las inadmisibles prácticas de inducción del voto a través de sobornos" (Letras Libres, 05/16).

Debilidad de los OPLes. Muchos órganos públicos locales (OPLes) muestran una debilidad tal que difícilmente podrían realizar una conducción imparcial de los procesos, como lo documenta Ernesto Núñez en la Revista R (29/05/16). Tal fragilidad propicia casos como el fraude en Chiapas, o el caso de Durango, donde la estructura ejecutiva no acataba los acuerdos del Consejo General. Hay otro factor que no es responsabilidad del INE pero que, sin duda, es un foco rojo de cara a la imparcialidad de los OPLes: si bien el INE los...

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