Eduardo R. Huchim / Claroscuros del IFE

AutorEduardo R. Huchim

Después de una primera etapa en la que sus pifias y frivolidades hicieron dudar de su idoneidad y minaron su prestigio, las autoridades electorales del ámbito federal trabajan hoy en un escenario de claroscuros, en el cual tendrán que emplearse a fondo para llevar a buen puerto el actual proceso comicial, particularmente la elección presidencial.

Se requiere del Instituto Federal Electoral y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación una conducta estrictamente apegada a la ley y una imparcialidad tan vigorosa que genere creciente confianza en los actores políticos y en el electorado.

Me refiero a los dos órganos porque su labor está de tal forma imbricada que es difícil disociarla en el análisis. Sin embargo, me ocuparé ahora del IFE y, con posterioridad, del TEPJF.

Imagen desfavorable

Al examinar al Instituto Federal Electoral no puede dejar de recordarse al sólido primer Consejo General que actuó en 1996-2003, después del cual el IFE inició un declive que tuvo su punto más polémico en los impugnados comicios presidenciales de 2006. Hoy puede decirse que el IFE no alcanza la credibilidad y el prestigio del primer Consejo General, pero tampoco está en la muy cuestionada actuación del Consejo que se integró en 2003. Es preciso anotar, no obstante, que tres encuestas sitúan al IFE actual por debajo del que presidió Luis Carlos Ugalde.

Entre los porqués de que el IFE carezca de una gran confianza, pueden citarse dos ejemplos relevantes: El rechazo del Consejo General (mayo de 2011) a multar con 15.5 millones de pesos a 12 televisoras infractoras y dejar la sanción en sólo una amonestación, después de que el consejero presidente cambió el sentido de su voto y rompió un empate. En este vergonzoso episodio únicamente los consejeros Alfredo Figueroa y Benito Nacif resultaron indemnes al mantener su postura en pro de la multa millonaria.

Los desatinos en la organización del primer debate presidencial que reflejaron una suerte de subrogación de las atribuciones del IFE y propiciaron el incidente de la edecán y su llamativo escote. Además, frente a la iniciativa partidaria de transmitir el debate en cadena nacional a causa del desplante de la TV comercial, el IFE fue incapaz de acordar tal solicitud y ni siquiera de trasladar a Gobernación la petición partidaria. Los que sí la demandaron fueron los jóvenes de La #MarchaYoSoy132 y, hasta el momento de escribir este texto, ya habían logrado que Televisa anunciara que difundirá el debate...

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