Eduardo R. Huchim / El IFE y la bañista desnuda

AutorEduardo R. Huchim

Ocurrido en Tennessee, difundido por una filial de CNN y recogido por Reforma.com (13/07/13), el hecho puede ser visto como gracioso... excepto por la víctima, claro. Una pareja se presentó a la casa de un vecino (ex policía de Tennessee) y la mujer le preguntó si podía nadar en su piscina. Stephen Amaral, que así se llama el vecino, accedió y entonces ella mandó a su esposo a comprar cigarros y luego le preguntó a Stephen si podía meterse desnuda al agua. Por supuesto, el vecino le dijo que sí. Y mientras Stephen disfrutaba del show al desnudo, el esposo se metía en la casa y se apoderaba de joyas y otros objetos, entre ellos una preciada pistola que el ex policía había usado mientras estuvo en servicio.

Aunque sin striptease, una historia semejante es la que acaba de culminar a trompicones en el IFE, con la aprobación (voto en contra de Alfredo Figueroa) del dictamen consolidado sobre los gastos de las campañas de 2012, en su tercera versión (si bien la primera sólo comprendió la campaña presidencial).

En la historia ifeísta, la mujer desnuda es el propio dictamen, en tanto elemento distractor y tramposo, y el esposo ladrón se desdobla en varios personajes de dentro y de fuera del IFE.

¿Por qué es un elemento distractor y tramposo el dictamen? Además de las inconsistencias exhibidas ayer por los consejeros Figueroa y Fernando Belaunzarán (éste del Poder Legislativo) y por el combativo representante del PAN, Rogelio Carbajal, entre otros oradores, el documento tiene esas características porque sometió a todos los integrantes del Consejo General del IFE a un debate sobre su contenido, cuando lo más importante, lo más censurable es lo que el dictamen no contiene. (Siguiendo la equiparación con el caso de Tennessee, es como si la víctima y los investigadores se hubieran enfrascado en una discusión sobre cuáles eran las partes más atractivas del cuerpo de la bañista e ignoraran el robo y a sus autores).

Lo que el dictamen no contiene es el gasto real de los partidos en la campaña 2012, en particular la priista. La cifra que la Unidad de Fiscalización (UF) señala como tal, 2,572 millones de pesos, es inverosímil y no alcanza a cubrir ni siquiera el costo verdadero de la campaña de Peña Nieto. Como he sostenido otras veces, los partidos no reportan todos sus gastos y por ello la UF está obligada a realizar una amplia investigación de campo y financiera, armada con sus atribuciones para superar los secretos bancario...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR