Eduardo R. Huchim / Historias de elefantes

AutorEduardo R. Huchim

Como pocos animales, el elefante llenó las fantasías infantiles de generaciones, desde Tantor, de las aventuras de Tarzán, hasta Dumbo, el dulce paquidermito de grandes orejas. La escritora estadounidense Helen Aberson creó en Dumbo (del inglés dumb, bobo) una suerte de patito feo porque, igual que éste, el pequeño elefante era objeto de burlas por sus enormes apéndices auditivos. Pero, como sabemos, las lanzas se volvieron cañas cuando el patito feo se convirtió en un hermoso cisne. Y cuando el pequeño elefante levantó el vuelo.

He escrito paquidermito, pero ahora me entero de que los elefantes ya no son paquidermos porque este nombre se aplica más bien a los jabalíes e hipopótamos. La palabra aplicable a los elefantes es menos conocida: proboscidios, que alude a la trompa y a la pezuña.

A los elefantes se les suele asociar con la buena memoria, y, aunque no hay pruebas científicas determinantes, algo debe haber de cierto si tenemos presente, por ejemplo, a los proboscidios que en Tailandia han sido adiestrados nada menos que para pintar y dibujar, con trompa y pincel, cuadros no solamente abstractos, sino incluso figurativos, que son la delicia de los turistas, si bien algunos de quienes los han visto lamentan el mal trato que supone adiestrar a esos enormes mamíferos para algo tan delicado. Hay en YouTube videos donde esta asombrosa habilidad, que se traduce incluso en "autorretratos", puede verse en desarrollo.

Los colmillos han sido la principal causa de que a los elefantes actuales se les cace sin misericordia para aprovechar su marfil. Uno de los cazadores más célebres ha sido el rey Juan Carlos de España, cuya imagen resultó muy deteriorada tras de ser captado posando con otra persona, en una fotografía en la que ambos sostienen rifles junto a un elefante muerto, en Botswana.

Si bien son mencionados generalmente para aludir a cosas inverosímiles o fantasiosas, los elefantes rosas sí existen. Dicen quienes los han visto y fotografiado que en realidad su piel es de color marrón rojizo, pero se ve rosa cuando están mojados. Oficialmente son elefantes albinos y en los países budistas se cree que atraen la buena fortuna.

Dícese que cuando los elefantes sienten que van a morir, acuden a un mismo lugar. En el siglo XIX se buscaron cementerios...

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