Eduardo Caccia / La virtud de lo lento

AutorEduardo Caccia

Nuestra era ha convertido a la velocidad en una dudosa virtud. De llegar a nuestro planeta un ser de otra galaxia podría usar la definición de un acelerador de partículas para describir la vida en la tierra: "dispositivo que utiliza campos electromagnéticos para acelerar partículas cargadas hasta altas velocidades, y así, colisionarlas con otras partículas, generando nuevas partículas que generalmente son muy inestables y duran menos de un segundo". La colisión como forma de vida tiene su eje en la aceleración, hemos hecho una apología al instante.

Aunque tiene sus ventajas, la gratificación instantánea es un mal contemporáneo, ha condicionado al individuo a esperar más en menos tiempo. Mi infancia estuvo iluminada por bulbos. Encendías el televisor y la imagen aparecía luego de un minuto infinito. Aunque no extraño aquellos años en que tenían que pasar 7 eternos días para revelar un rollo fotográfico, había cierta magia en la paciencia forzada. Y cada generación tendrá su símil, lo que es indiscutible es que algo tiene el sabor de lo cocinado a la leña que el gas no ha podido superar; por algo las tortillas hechas a mano se valoran más que las producidas en serie.

Llevamos una vida sincopada donde se ofrece como ventaja la velocidad. De la pizza fugaz a la red más veloz de telecomunicaciones, de hormonas para acelerar el crecimiento del ganado a los torneos cortos de fútbol, la vorágine dicta del ¡hoy! al ¡ya! Nuestras abuelas se teñían el pelo y esperaban toda una vida (al menos así me parecía) bajo un aparato que amenazaba desintegrarlas. Hoy el tinte de pelo es instantáneo, como el café soluble o el terrible encapsulado, que para muchos sustituye al verdadero café. Las academias de idiomas tienen como gran divisa al tiempo y hay universidades con carreras de microondas. El que se detiene, la vida lo deja.

Las bolsas de valores premian a las emisoras que hacen que los accionistas recuperen más rápido su inversión. Jugar ajedrez y leer toman su tiempo, quizá por ello sean actividades impopulares. El día que los libros se conozcan mediante una píldora habrá lectores instantáneos, que aun conociendo el desenlace de una historia, nunca sabrán lo que implica saborear un renglón, masticar un adjetivo preciso, paladear la lenta develación de...

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