Eduardo Caccia / Recalentado

AutorEduardo Caccia

¡Feliz año 2012, queridos lectores de MURAL!, inicio con fanfarrias este primero de enero, a sabiendas que buena parte de ustedes está de vacaciones, otros están sin estar -ya saben, esa condición de "zombies", que consiste en caminar con un cuerpo que estamos próximos a habitar, luego de una noche de parranda- y otros más tienen mejores cosas que hacer.

Esta Navidad tuve una señal sospechosa: por vez primera en casa se hizo pato en vez de pavo.

Técnicamente estamos ya en invierno, por si no les habían avisado, pero podría ser verano de otras latitudes. Tenemos un inicio de invierno recalentado, aunque a muchos nos gustaría que hubiera más frío y nieve, tal y como (por la influencia de otras culturas, particularmente estadounidense y europeas) nos han condicionado a vivir las fiestas decembrinas.

No sé ustedes, mi primera nevada fue en los sesenta, en pleno Distrito Federal. El panorama era tan inusual que muchos caminaban sobre la nieve con la precaución de quien pisa la Luna y teme lo peor. Seguramente fue una nevada miserable, para miles de chilangos es todavía memorable.

Muchos mexicanos que vivimos en ciudades calurosas reinventamos nuestra versión del frío. Editar el invierno está en nuestro código cultural.

En una ciudad con clima templado como Guadalajara, el invierno debe vivirse al menos en la percepción, ya sea la nieve artificial que lanza un exclusivo centro comercial, o alguna pista de hielo que da la oportunidad de usar chamarras gruesas que de otra forma estarían olvidadas en algún closet, junto con pijamas de franela.

Usualmente nos preparamos para un frío que no llega. Es como un complot de la naturaleza. Las tiendas ofrecen calentadores y chimeneas eléctricas cuando a medio día estamos casi a 30 grados y el Sol brilla radiante. Los aparadores de muchas boutiques visten maniquíes con ropa para otra parte del planeta.

En economía e historia es común que se hable de la hegemonía del norte sobre el sur; culturalmente hemos adoptado un imaginario decembrino del norte, que acondicionamos con recursos escenográficos: spray de "nieve" sobre el arbolito o las ventanas, un reno de metal en el jardín y figuras inflables en la fachada.

Mandamos tarjetas navideñas con paisajes blancos y gélidos, muñecos de nieve y gente a la que le sale vaho de la boca mientras se conforta alrededor...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR