Eduardo Caccia / Paradojas

AutorEduardo Caccia

Confieso mi debilidad por las paradojas, más allá de su apariencia inicial encierran una revelación sorprendente o al menos contradictoria a lo que se considera verdadero (de ahí que también se llamen antilogías), en cualquier caso borran la aburrida planicie de las ideas para llevarnos entre argumentos escarpados donde la lógica sucumbe a las creencias. Y de pronto iluminan.

Considera por ejemplo esta sutil paradoja de Bohr: "Lo opuesto a un enunciado correcto es un enunciado falso. Pero lo opuesto a una verdad profunda bien podría ser otra verdad profunda".

El próximo Gobierno de la República enfrenta varias paradojas. El Presidente electo ha dicho que su Gobierno va a perdonar actos delictivos "pero a nosotros no queremos que nos perdonen".

La enorme expectativa que tienen millones de mexicanos en su nuevo líder y su nuevo Gobierno encierra más paradojas: ¿empobrecer al Gobierno enriquece al pueblo?, ¿podemos luchar contra la pobreza en México dando ejemplo de "pobreza franciscana"?

Chesterton se nos anticipó. Su obra plagada de paradojas, parábolas y simbolismos retrata condiciones humanas que escapan al tiempo y las latitudes. En su cuento con tintes medievales "Las Dos Tabernas" narra la historia de dos socios de una taberna que terminan separados por sus diferentes personalidades: uno, Giles, dado a presumir y generar muchas expectativas; el otro, Miles, parco de argumentos y alabanzas. Cada uno abre su propia taberna con el vino que trasvasaron de una barrica propiedad de ambos a dos barriles más pequeños.

Un buen día el rey Cole visitó la taberna "El Sol Naciente", adornada con símbolos fastuosos y leyendas hiperbólicas, donde Giles le habló de "el mejor vino del mundo", no una sino varias veces hasta que el monarca, harto ya de tan anunciado y espléndido brebaje, decidió probarlo para luego afirmar que no le pareció tan bueno.

En su camino de regreso el rey paró en la modesta "La Media Luna", donde Miles le anunció que no había algo digno de servirle a su majestad y que nada más tenía un vino barato que seguramente le parecería el peor que habrá tomado en su vida. Luego de probar la copa, el monarca quedó sorprendido de la "buenísima bebida".

¿Habrá sido mejor para AMLO no prometer tanto en campaña? Seguramente, pero no habría tenido la aceptación abrumadora que tuvo. Paradoja. Como sea, todo indica que es mejor...

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