Eduardo Caccia / 'No soy mi padre'

AutorEduardo Caccia

PUEBLA.- No todos los días tengo la oportunidad de hablar con el hijo de un terrorista. La historia de Zak Ebrahim debería ser lectura obligada en las escuelas de México, desde primara hasta universidad y, ¿por qué no?, debería ser repetida en las Cámaras de senadores y diputados, en las convenciones de los partidos políticos, en las oficinas de gobierno, en las empresas, en los templos de las distintas religiones, en los juzgados y hasta en los clubes deportivos.

Zak es hijo de un fanático musulmán, El-Sayyid Nosair, seguidor de Osama Bin Laden que nació en Egipto y luego se hizo ciudadano norteamericano. Dice Zak que cuando él tenía 7 años, su papá asesinó al rabino ultra-ortodoxo Meir Kahane. Tres años después, en 1993, desde la prisión, participó intelectualmente en un ataque con 680 kilos de explosivos al World Trade Center; mató 6 personas e hirió a 1000. Otros ataques fueron desactivados por el FBI.

Fiel a sus convicciones extremas, El-Sayyid Nosair inculcó en su hijo de 7 años las creencias radicales, el odio por los infieles (todos los que no vivieran como ellos), y lo inició en las armas, preámbulo a una potencial carrera de asesinatos y violencia. La insólita puntería del niño en los campos de tiro despertó alabanzas y orgullo entre los amigos del padre: "Ibn abuh" (de tal padre, tal hijo), la semilla de la destrucción estaba sembrada.

El alto nivel de descomposición social y brutal violencia que tenemos en México se evidencia en que cada vez más personas participan en actividades ilegales, vemos a familias enteras dedicadas al delito en toda su gama, narcotráfico, narcomenudeo, robos y asaltos, secuestros, piratería, y ahora, faltaba más, algunos desde la política y otras posiciones de autoridad que deberían ser bastiones para combatir la delincuencia. Es un problema social.

¿Existe la herencia del comportamiento? Así como hay historias de orgullo donde del eminente médico o abogado surge un vástago igual o más capaz que continúa la tradición, así en la delincuencia se hereda el negocio ilícito. Aunque no es una regla, hay indicios que de padre roba coches, hijo roba coches; de papá vendedor de piratería, hijo pirata. Heredar el negocio supone continuar un modus operandi para seguir obteniendo una ventaja.

A los 19 años...

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