Eduardo Caccia / México feudal

AutorEduardo Caccia

El subsuelo de la Ciudad de México esconde pasajes de nuestra historia y en cierta forma explica cómo somos; de haber una arqueología del comportamiento social, el hundimiento que sufren varias zonas de la capital del País se podría medir en centímetros, pero también en metáforas.

Desde niño me intrigaba que la banqueta estuviera por arriba del nivel de una ferretería con nombre japonés en la calle Sonora. El escalón que había que bajar para entrar al establecimiento nunca lo asocié con el peso del edificio y la sabiduría de Isaac Newton.

Algunas construcciones de la Colonia Roma me recuerdan las viviendas que Tolkien imaginó para los hobbits y los enanos. Ahora veo con fascinación cómo las puertas van reduciendo su altura desde el nivel exterior de la calle. Las ventanas y balcones, indefensos ante una caída anunciada, se acercan a la acera con movimientos sólo perceptibles para el paso de los años.

El Centro Histórico, también centro afectivo y neurálgico para la ciudad y para el País, es reclamado por un lago con memoria. En aquellos lugares donde hay ruinas prehispánicas, el hundimiento provoca que éstas emerjan y amenacen la estructura de las construcciones actuales, algunas coloniales, otras modernas.

Que las ruinas reclamen su lugar me parece de una justicia poética indescriptible. Que el pasado quiera abrirse paso en el presente tiene otras lecturas. Si bien el feudalismo tuvo su auge en Europa occidental, a través de la Conquista española nos llegaron sus vertientes en forma de virreinato y haciendas.

La estructura feudal emerge en México de la misma forma que las ruinas se niegan a un silencioso entierro. Este andamiaje constituye un contrato social con conveniencias para sus participantes, individuos que participan en una relación de obligaciones recíprocas donde hay tres claros elementos: el vasallo, quien recibe una concesión o feudo, por parte de un señor que ostenta el poder.

Vasallo, feudo y señor feudal están en el México contemporáneo. Los taxistas (vasallos) reclaman al Gobierno (señor feudal) la defensa de su territorio y su trabajo (feudo). Al sentirse dueños por algo que han pagado -muy probablemente producto de turbios arreglos cupulares, parte del mecanismo de...

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