Eduardo Caccia / México, ciudad

AutorEduardo Caccia

Todavía no inicia el nuevo gobierno de la Ciudad de México y ya da muestras de tropezar. La jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum, ha convocado a un concurso para hacer la Imagen Institucional del Gobierno de la Ciudad de México 2018-2024, emplazamiento que tiene indignados a los profesionales del diseño, por una entendible razón: los mejores no entran a concursos especulativos, no trabajan gratis, ni por una remuneración determinada unilateralmente (como es el caso del actual llamado).

Ha cuidado la futura gobernante y su equipo de asesores el no mencionar en la convocatoria la palabra "marca", ofensivo vocablo para quienes piensan que este denominativo es territorio exclusivo del mercado y sus capitalistas fines, letras voraces que no deben navegar en las aguas de un gobierno de izquierda. Se equivocan y desaprovechan la oportunidad de crear un activo más allá de una imagen institucional para un periodo de gobierno. He visto, en todo el país, una miope propensión a desarrollar imágenes de gobierno sin pensar en la marca-ciudad.

Generalmente, cuando entra un nuevo gobierno, lo primero que hace es que no quede "ni una coma" (Mario Delgado dixit) del anterior régimen. En el caso de la capital del país tenemos una buena noticia y una mala. La buena es que seguramente desaparecerá el horrendo acrónimo CDMX que para fines políticos representa a Miguel Ángel Mancera, incapaz de ver en la belleza del nombre "Ciudad de México" la posibilidad de desdoblarlo más allá de siglas que no fluyen en la pronunciación ni desdoblan el gentilicio. A pesar de que CDMX no es un buen nombre para la ciudad, su ejecución gráfica ha sido bien resuelta. La mala es que otra vez habrá que gastar en colores y símbolos que el nuevo gobierno escogerá mediante una de las formas más seguras de fracasar en un proyecto de identidad: un concurso.

Hay varias razones por las cuales pienso que esta estrategia es errónea. La primera es la incapacidad de ver la diferencia entre imagen del gobierno e imagen de la ciudad y confundir ambas. La convocatoria mezcla ambos conceptos. Luego, pensar en un propósito limitado y simplista, en este caso un periodo: 2018-2024, lo que garantiza que en 6 años habrá que gastar en otra imagen, pues el criterio es político, no estratégico. Además, el nuevo gobierno parece que piensa en logotipos para papelería oficial y mobiliario urbano cuando debería estar pensando en un...

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