Eduardo Caccia / Lecciones de primaria

AutorEduardo Caccia

Durante su intervención en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, fue corregido por una pequeña. "No se dice 'ler', se dice 'leer'", apuntó con tino y educación Andrea, ahora famosa en las redes sociales, ávidas del morbo y los resbalones ajenos. Aunque no le quedaba de otra, bien por el Secretario Nuño al agradecer la corrección. Me parece que la anécdota per se es lo menos destacable. El episodio encierra otras lecturas.

Pronunciar mal la palabra "leer" no es tan grave como no saber leer. Y no me refiero al índice de analfabetismo sino al acto racional de entender un texto. Yo me di cuenta que no sabía leer. Durante mi paso por la Sogem, escuela de escritores, me topé con una realidad: "para escribir bien, primero leer bien". Tuve que contener mis ansias de escritor y dedicarle tiempo a la clase de análisis literario. En aquel entonces ya había "leído" Pedro Páramo, la primera obra que desmenuzamos en clase. Al releerla, la obra era otra muy distinta. Como una nueva presencia en Comala, se me aparecieron mis fantasmas de la ignorancia para decirme "¿te das cuenta?, no sabes leer". Ese momento fue una revelación, un parteaguas que marcó mi vida como lector.

Gran parte de mi educación transcurrió en escuelas públicas y no recuerdo que nos hayan enseñado a leer. Por lo que intuyo, tampoco en las escuelas privadas se enseña a leer. Cuando asisto a la FIL y veo los pasillos abarrotados de personas, es frecuente que escuche comentarios como "los mexicanos sí leemos, aquí está la prueba", cuando la evidencia es que los mexicanos abarrotamos los pasillos de una feria del libro. ¿Cuántos de los que asisten compran libros?, ¿cuántos de los libros comprados son leídos?, ¿cuántos de los "leídos" son leídos? Parece más importante el evento que el acto de leer, asistir a la presentación pública de un nuevo libro que al acto solitario y privado de hacer propia una obra.

Segunda reflexión, el error del Secretario Nuño no quedó impune. Si México fuera un paciente en terapia intensiva y hubiera que curarlo de su mayor mal, diría que es la impunidad. Escandaliza enterarse de notas como la de ayer en este diario: "Dejan a plagiarios libres por minucia". Nuestro sistema de justicia (es un decir), por las razones técnicas y de debido proceso que ustedes quieran, promueve la impunidad, alienta la...

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