Eduardo Caccia / ¡Gatos fluorescentes!

AutorEduardo Caccia

La historia de las soluciones descabelladas es muy parecida a la de los inventos notables, ambas parecen tener un corolario definitivo: lo ridículo precede a lo genial. Entre estos dos adjetivos han muerto sin nacer grandes ideas, sepultadas bajo carcajadas de la crítica o aplastadas por la autocensura de su creador. Cuando se fracasa en la búsqueda de una respuesta a un problema con las herramientas de siempre, es como buscar obstinadamente un objeto perdido en el mismo lugar, nada más porque ahí hay más luz.

Solucionar problemas es un ejercicio de innovación. Un filósofo francés y un semiólogo italiano sugirieron una respuesta tan inédita como fantástica, digna del realismo mágico de Gabo o de la ciencia ficción de Asimov. En 1981 el Departamento de Energía de Estados Unidos buscaba resolver la forma en cómo debería alertarse a las futuras generaciones sobre presencia de material radioactivo, enterrado en desiertos a cientos de metros de profundidad. El tema era mucho más que pensar en señales de advertencia, ¿de qué material para que duren miles de años?, ¿en qué idioma para que lo entendieran en el futuro?

Françoise Bastide y Paolo Fabbri replantearon la pregunta: ¿qué símbolo puede perdurar y ser entendido por las generaciones del futuro?

Paréntesis para subrayar el uso estratégico de la semiótica. En los negocios es la marca la depositaria de los significados que el empresario quiere comunicar y trascender de modo que le produzcan determinados resultados, en buena medida una batalla comercial es "nuestros significados contra los significados de la competencia". En la política, el uso efectivo de símbolos provoca que los mensajes se entiendan y trasciendan (recordemos a Fox pateando un ataúd con las siglas del PRI, o el símbolo del programa social Solidaridad de Carlos Salinas que, hecho de piedra, subsiste en varias carreteras del país, sin duda un acierto simbólico).

Estos dos pensadores (no me refiero a los políticos aludidos) encontraron la forma de que el mensaje de alarma viaje en el tiempo. Sugirieron usar gatos genéticamente tratados para que, ante la presencia de material radiactivo, brillaran y su cambio de color alertara a los humanos del futuro. Algo similar a los canarios en las minas. El gato (¿y sus 9 vidas?) funcionaría como un símbolo biológico que al reproducirse garantiza la sobrevivencia del mensaje. Los...

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