Eduardo Caccia / La fiesta de la memoria

AutorEduardo Caccia

Hace unos años, hurgando entre la vida y la muerte (reflexiones en torno al negocio de las casas funerarias) caí en cuenta de varias obviedades (deporte que practico con frecuencia), una de ellas es el lenguaje espacial con la que el mexicano habla de la muerte: "ya se nos fue", "el otro lado", "el más allá", "el viaje a la otra vida", "el tránsito del difunto", "conducir el alma", "el destino final", "algún día lo alcanzaremos". Y otra, apunté por ahí que el código de la muerte para el mexicano es el olvido; subrayé la frase "mueres cuando dejan de recordarte". Recuperé estas observaciones antropológicas mientras no podía pararme de la butaca a pesar de que la película había terminado, como si hiciera un tributo a la larga lista de personas que aparecían en los créditos o tal vez esperando que mis ojos recuperaran su sequedad habitual.

Coco, la película de Pixar que recientemente se estrenó en México, es un altar a las costumbres y tradiciones mexicanas alrededor de la muerte y particularmente el Día de Muertos. Me alegró saber que en el equipo de producción hubo consultores culturales, no es casual que la historia retrate tan bien varios estereotipos mexicanos y que tanta gente que la ha visto se exprese positivamente de la historia, de sus personajes, pero sobre todo conecte profundamente con el simbolismo que proyecta. El valor de esta película no está en lo que es sino en lo que significa. Por esta misma razón los corporativos que dictan estrategias comerciales para toda una región de países muchas veces fracasan, nunca piensan en asesorarse sobre los códigos culturales locales. Coco es todo menos la arrogancia gringa que impone su visión del mundo.

El tributo que se hace a México desde Pixar no es menor si consideramos el clima antimexicano generado por el fenómeno Trump. La historia rescata en buena medida la visión de los antiguos mexicanos, para quienes la vida se prolongaba en la muerte, concepción que la Conquista modificó con creencias y símbolos que hasta nuestros días permanecen y cohabitan con los anteriores.

Quizá el gran mérito de Coco es tener una explicación extraordinariamente sencilla a un fenómeno complejo, la imaginada para algunos, real para otros, transición entre el mundo físico y el del más allá, el Mictlán, el Xibalbá, el Cielo. El planteamiento dramático de que los difuntos regresan únicamente si alguien los recuerda...

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