Eduardo Caccia / Ciudad para el hombre

AutorEduardo Caccia

Hace unos días caminé por las calles de un pueblo fantasma. Mineral de Pozos, Guanajuato, vio pasar sus años de esplendor minero en los que la llamada "ruta de la plata" lo puso en el mapa de la prosperidad. Llegó a tener más habitantes que varias de las ciudades capitales de los estados de México.

La inundación de las minas ahogó su vitalidad urbana. Hoy es un Pueblo Mágico cuyo encanto radica en lo que ofrece su presente junto a los múltiples vestigios de su historia. Al descender por los tiros de sus minas no puedo imaginar el terrible trabajo de ser minero, subir cientos de peldaños con pesadísimas cargas a cuestas.

Las grandes ciudades mexicanas tienen su propio viacrucis. Los sufridos mineros son el equivalente al automovilista y al sobreviviente urbano: el peatón o el ciclista. Cuando veo avenidas caóticas que han seguido el paradigma de crear "desarrollo" en función al automóvil, me pregunto qué hemos hecho mal, y mi mente regresa a las calles empedradas de cualquier Pueblo Mágico.

No me cabe la menor duda de que las ciudades, al privilegiar a su majestad el automóvil, han demeritado la calidad de vida del hombre. La ecuación apocalíptica dicta: donde la urbe gana, el ciudadano pierde.

Hay razones para ser optimistas cuando uno ve y entiende proyectos como el Corredor Cultural Chapultepec, en el DF, más que otra obra urbana, una oportunidad de reivindicarnos con errores históricos para demostrar y demostrarnos que los mexicanos sabemos detener el deterioro y no sólo regenerar un espacio citadino, sino la misma vida a dimensión humana.

Aclaro: soy parte del Consejo rector del proyecto, posición ciudadana y honoraria. Defiendo el proyecto no por ser parte del Consejo, soy parte de éste porque apoyo el urbanismo que devuelve la dignidad al ciudadano, lo hace centro y motivo.

Una ciudad no son sus edificios ni sus avenidas, son sus habitantes y la interacción que la disposición de los elementos provoca para inducir conductas. La ciudad inteligente es una gran mano izquierda que, inadvertidamente, nos hace hacer y ser. Como dice Edward Glaeser: "Las razones que llevan a una ciudad a triunfar tienen mucho más que ver con su capital humano que con su infraestructura física".

Toda obra que aumente y...

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