Eduardo Caccia / Obesotitlán

AutorEduardo Caccia

La bioquímica nacional tiene la fórmula invertida: somos el país número 1 en obesidad (entre las "naciones desarrolladas") y la Selección Mexicana de Futbol avanza en picada, arriesga su participación en el Mundial del 2014. Ironía: el futuro en una cama de hospital con diabetes nos tiene menos preocupados que la desgracia de no ir a Brasil.

Nuestro problema es el "Tri", los triglicéridos que en exceso corren por la sangre del 70% de los adultos mexicanos. El reporte 2013 de la FAO debería activar medidas para contrarrestar una realidad cuya tendencia, hace años, no se vio o se atacó con ineficiencia. Sólo así se explica que la obesidad infantil en México se haya triplicado en la última década y que mundialmente hayamos rebasado a naciones que criticábamos. La señora de enormes pantorrillas no sólo sufre para caminar en Disneylandia, también en Obesotitlán.

Como consecuencia de la mal-nutrición-obesidad mexicana, el costo al país es altísimo en gasto en salud pública y los daños asociados a una baja en la productividad.

Cuando niño, luego de una visita regular al pediatra, me daban un dulce como despedida. Esta recompensa tiene la misma estructura que durante años ha funcionado a los padres, la golosina como premio. En buena medida, hemos crecido con una impronta (anclaje en la memoria que condiciona la interpretación de ciertos estímulos): el azúcar es apapacho.

Estamos programados (biológicamente) para desear azúcar y grasas, energía de sobrevivencia. Este instinto, más otras causas, nos tiene en zona de riesgo. El cerebro favorece la adicción a ciertas sustancias; combinado con un contexto adverso (abundancia de estímulos para comer "comida chatarra", acceso deficiente y obstáculos -como precio elevado- a alimentos nutritivos, baja actividad física, pocos o nulos estímulos a productos promotores de mejor alimentación, mala educación nutricional), presagia un mal futuro.

Vivimos presiones extremas. Por un lado nos inundan los refrescos y las frituras con su impresionante sistema de distribución, sus elevados y multinacionales presupuestos de publicidad, y por el otro, el antídoto, la industria de la dietas y los suplementos alimenticios prometen la salvación eterna del abdomen y la resurrección del glúteo, con testimonios al estilo "antes y después", en los que en muchos casos, el gran componente activo se llama edición fotográfica.

En su derecho, los...

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