Eduardo Andere M. / ¿SEP anacrónica?

AutorEduardo Andere M.

La buena noticia es que la educación está, una vez más, en la palestra política, visible, conspicua, en los pasillos de la voz pública. La mala noticia es que el tema es minúsculo e intrascendente y con la amenaza de subir al foro público un debate de bajo nivel. Yo sé, y lo he repetido hasta el cansancio, que "todo es política". Pero hay de políticas a políticas. Las modificaciones a los libros de texto ya sean profundas, ideológicas, de diseño, de imágenes o ilustraciones, no le harán ni cosquillas al aprendizaje de las niñas, niños y jóvenes de México.

Entiendo que estamos en épocas electorales y es hora de que los políticos hagan ruido; pero no a costa de la niñez y juventud y, por tanto, del futuro de México. El tema de los libros de texto es una señal de humo que distrae a la opinión pública con un lenguaje agresivo tanto de proponentes como de divergentes: que si mi ideología es más valiosa que la tuya; que si mi programa es mejor que el tuyo, que si mi historia en mejor que la tuya; como una esgrima entre narcisos ansiosos por tener la razón.

La pedagogía, aunque no es ciencia exacta, sí tiene enfoque científico. Cierto, la ciencia no es sinónimo de verdad, pero lo es del método para acercarnos a la verdad. Así como la buena ciencia elimina la charlatanería o los mitos, la democracia auténtica elimina el autoritarismo y los abusos del poder. Los políticos tienen ideologías y los científicos epistemologías. La diferencia es que las ideologías no son neutrales, en tanto las epistemologías es lo que más defienden.

Estamos mal educados por razones estructurales y no estructurales. La pobreza, la desigualdad y la segregación son algunas de las taras estructurales. Sin duda. Pero también estamos mal educados por razones que tienen que ver con las instituciones y la política educativa y otras políticas públicas, como las de salud, seguridad, bienestar, etc. Dentro de las razones no estructurales, están tanto el sistema educativo, como el modelo educativo.

Tenemos un sistema excesivamente centralizado que es música a los oídos de presidencialismos exacerbados. Por tanto, el modelo educativo del país es en realidad el "modelo" educativo de cada nuevo presidente. Y cada nuevo presidente atacará o redefinirá el modelo educativo del sexenio anterior porque, bueno, es un buen truco mercadológico para colocar una nueva marca. Dentro de tres años vendrá un nuevo presidente, de izquierda o derecha y, por supuesto, no resistirá la...

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