Dulzura festiva

AutorMaría Minero

Cocadas, alfajores, cajeta, caramelos de jamaica y palanquetas han estado alguna vez en tu mesa. Estos dulces tradicionales, para fortuna de la cocina nacional, aún permanecen en el abecedario gastronómico, gracias a familias completas que preservan su producción.

Cuenta el historiador José Hernández que pocos conocen que este dulce placer tiene sus orígenes en tiempos prehispánicos, y se configura con la llegada de los españoles.

"Los dulces tradicionales arrancan desde la época prehispánica, con los antiguos mexicanos que, aunque no conocían el azúcar, endulzaban alimentos con miel de abeja, de hormiga y de maguey; receta que empleaban para hacer dulces", comparte Hernández, con más de 40 años de trayectoria recabando datos históricos.

El autor de Jalisco, la Cocina de Vigilia señala que estos asentamientos ya preparaban -con las mieles de las que disponían- pinole, amaranto endulzado que dio lugar a las actuales alegrías y palomitas de maíz unidas en forma de círculo.

"El pinole lo consideramos uno de los dulces más antiguos, era una forma que las culturas prehispánicas utilizaban para conservar el maíz y transportarlo. Lo tostaban, molían y empleaban como alimento en sus caminatas", agrega Luis Hoyos, quien desde hace 25 años está a cargo de la tienda Nuestros Dulces, en Tlaquepaque, Jalisco.

A la llegada de los españoles, los dulces comenzaron a tomar diferentes figuras, sabores y texturas, pues traían consigo nuevos ingredientes y procesos de elaboración.

SABOR DE TRADICIÓN

Con los españoles en territorio mexicano todo se transformó, y la cocina fue uno de los escenarios donde hubo un nuevo rumbo, incluso dulce.

"En la Conquista comienzan las plantaciones de caña de...

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