Argonáutica/ Drácula en Dublín

AutorJordi Soler

Bram Stoker nació en Dublín, aunque con frecuencia pase por inglés. También pasa por Bram aunque se llamaba Abraham y, aun cuando escribió de 18 libros, pasa exclusivamente por ser el autor de Drácula.

Hace unos días, en la casa de subastas Christie's de Nueva York, se remató el manuscrito original de la obra que sigue haciéndolo famoso. Se trata de un mazo de hojas, escrito a máquina, lleno de anotaciones ejecutadas directamente por la pluma de Stoker. Drácula se llamaba, en esa etapa previa a la imprenta, The Un-dead (El no-muerto) y, según Christie's, es el primer libro de la historia escrito en una máquina portátil.

El dato suena a ardid promocional, pero lo cierto es que en la novela de Stoker aparecen, especialmente destacados, algunos elementos de la modernidad de 1897: desde luego una máquina de escribir, un telégrafo, un fonógrafo, una sesión de hipnosis y una transfusión de sangre.

Bram Stoker es el "hombre olvidado" de la literatura irlandesa, el calibre de los escritores que ha producido esta isla hace que la obra de Stoker no sólo palidezca, sino que haya transmigrado a la isla de junto, que es Inglaterra.

Tres instituciones irlandesas, las tres en Dublín, intentan desde hace algunos años darle a Bram Stoker el lugar que merece: Dracula Organisation, Stoker Centre y Bram Stoker International Summer School, esta última es una escuela de verano, llena de materias vampíricas, que funciona durante julio.

El anuncio de la subasta de Christie's revivió, valga el absurdo lanzado sobre el no-muerto, la figura del vampiro. Una legión de fans hizo la petición, supongo que de noche, al Gobierno irlandés, de que adquiriera el manuscrito para regresarlo a Dublín. Este no lo adquirió, quizá desalentado por la suma con la que arrancaba la subasta: 1.5 millones de dólares, según la prensa estadounidense, o 1.6 millones de libras, según la prensa irlandesa e inglesa.

Drácula es, de acuerdo con fuentes irlandesas, el segundo libro más vendido en la historia después de La Biblia; nunca ha dejado de reeditarse desde su aparición, se ha traducido a 44 lenguas y ha inspirado (o influenciado, dicen con precaución) 700 filmes.

Bram Stoker era, a la manera de Kafka, de Kavafis o de Rulfo, un burócrata que escribía en los ratos que podía robarle a su oficina. Tuvo durante mucho tiempo una columna de teatro, por la que no cobraba, en el periódico Evening Mail y fue por esta disciplina que se mudó, a los 31 años, a Inglaterra: se convirtió en manager del...

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