DOSSIER POLÍTICO / El PRD: rostro y máscara

AutorJuan Carlos Villarreal

De nuevo y a pesar de los más recientes conflictos, el PRD ha iniciado una guerra intestina que amenaza, no sólo a esta organización política, sino que afecta al sistema de partidos. Se trata de una disputa por el poder, se confrontan dos visiones ideológicas, cosa que no sería en sí misma un problema, frente a un tema que amenaza con dividir a las principales fuerzas políticas y eventualmente a fomentar una división social de consecuencias insospechadas. No exagero al decir que en Bolivia un conflicto similar polarizó al país y luego permitió la llegada de Evo Morales al poder, y no es que piense que dicha situación en sí misma es mala, por el contrario, cada país tiene a los partidos y políticos que se merece. En consecuencia, en el futuro del PRD estriban muchas de las condiciones de futuro en el País; ¿quién ganará la disputa, los radicales o los moderados?.

En sus escasos 18 años de vida, el partido ha tenido 9 presidentes, de los cuales 2 han sido interinos y sólo 5 han concluido su periodo de tres años. Esa es parte de la realidad del PRD, hay una escasa institucionalidad al interior; su principal fuerza está en la existencia de muchos grupos que han aprendido a convivir y disputar el poder de dicha organización, pero son esas mismas fuerzas las que deconstruyen al partido cuando una no acepta a otra como ganadora. Así lo identifica Marco Aurelio Sánchez en su libro: PRD: el rostro y la máscara. Reporte de la crisis terminal de una élite política.

En su texto el autor diagnosticó: el PRD, un partido sin democracia interna, escasa capacidad para influir en las decisiones del Estado y la falta de una identidad política clara y distinta del resto de los partidos. Internamente, ha padecido un acendrado oligarquismo integrado por dos ingredientes: el caudillismo de Cuauhtémoc Cárdenas y el clientelismo faccioso de las hordas que constituyen el partido. Paradójicamente, decía Sánchez, sin esos soportes el PRD difícilmente podría existir, pero eran ellos los que precisamente originaron la crisis interna del partido y que le impedían superarla. Concluía de forma lapidaria: si no conseguía superar esa crisis, al PRD le resultaría muy difícil, si no imposible, "no ya...

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