Empresa/ Dos Méxicos

AutorAlberto Barranco Chavarría

En lo que constituye una cruel paradoja, mientras la región del sureste, con énfasis en Chiapas, Campeche y Tabasco, aporta el 45 por ciento del Producto Interno Bruto Sectorial en materia de minería, petróleo, electricidad, gas y agua, con cargo fundamentalmente al ingreso del sector público federal, sus comunidades enfrentan el mayor rezago en materia de infraestructura del país.

A diferencia, pues, de la política de la mayoría de los países en que un porcentaje sustancial de la derrama se concentra en la región que genera la riqueza, en México ésta se vuelve hacia el centro... cuya visión de desarrollo apunta hacia el norte.

Desde el plano de las comunicaciones, por ejemplo, existen amplias zonas en Oaxaca y Guerrero que están desconectadas de la red ferroviaria, en tanto la conexión con la costa de Chiapas se da con un enlace indirecto. Más aún, en la ausencia de ejes costeros en el norte del Golfo de México, toda la carga generada en el sureste y en la península de Yucatán debe necesariamente cruzar por el centro del país para llegar a los Estados Unidos.

Más allá, aunque en el terreno carretero existen ejes costeros a lo largo del Pacífico y el Golfo de México, a la par de enlaces transversales que comunican a los puertos de ambos litorales, en todo el horizonte no existe, a diferencia de Sonora o Sinaloa, una sola vía de cuatro carriles.

Más aún, subsiste un desequilibrio abrumador en materia de infraestructura portuaria, al punto que uno de los enlaces clave, el puerto de Progreso, en Yucatán, no cuenta con grúas para contenedores y su terminal remota no está enlazada al ferrocarril que llega a la ciudad. Más allá, el puerto de Salina Cruz sólo está enlazado a la autopista costera de Chiapas a través de una carretera de bajas especificaciones. Y Puerto Madero enfrenta severos problemas de azolvamiento, lo que obligó a su cierre en 1996.

El hecho es que en juicio del documento. "El sur también existe: un ensayo sobre el desarrollo regional de México", a cuya base se planteó la necesidad de instrumentar el Plan Puebla-Panamá, la falta de conectividad de los sistemas ferroviarios y de autopistas se traduce en altos costos de transporte del sureste hacia el norte del país; impide que el transporte marítimo supla las limitaciones de los ejes costeros, y relega relativamente a la región, privilegiando su vinculación con las mercados de exportación en Estados Unidos y Canadá.

Más aún, dificulta el uso alterno de los puertos de Veracruz...

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