Las dos luchas de Ángela

AutorDaniel Santiago

En la vida de Ángela de la Mora Menchaca se tejen dos luchas: la de una persona que sencillamente intenta ser feliz con quien es, y la de una mujer transgénero que desea volver a abrazar a sus hijas, de las que fue alejada hace 12 años.

Ellas tenían 6 y 3 años de edad cuando las vio por última vez. Nacieron de su relación con Liliana, a quien tampoco ve desde entonces.

La relación comenzó en 2003, tras conocerse por internet y cuando Ángela no iniciaba aún su transición.

Originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, para Ángela, y para muchas personas transgénero, era difícil asumir su identidad en ese tiempo, los primeros años del siglo 21, cuando para referirse a una persona trans aún se utilizaban términos cargados de estigma y prejuicios.

Las redes sociales no existían y el internet estaba prácticamente en pañales, pero ya eran comunes los chats para conocer a otras personas. Fue así como Ángela, viviendo en Ciudad Juárez, conoció a Liliana, una chica de Monterrey.

LA RELACIÓN

Para entender lo que clínicamente se conoce como disforia de género -inconformidad con el género asignado al nacer-, en su juventud Ángela intentó estudiar psicología. Lo que encontró fueron estereotipos, así que desistió.

Después de un tiempo se decidió por una carrera en estadística y ciencia de datos en universidades de Estados Unidos. Actualmente trabaja en desarrollo de algoritmos.

"Siempre lo he sabido, siempre he tenido mi identidad como mujer desde pequeña", cuenta Ángela, hoy de 44 años de edad, "sin embargo, uno no siempre entiende al mundo y el mundo a veces no lo entiende a uno.

"Viví en el clóset por muchos años, por temor".

Además de lo difícil que era abrir al mundo su identidad de género, también era complicado entender su orientación sexual.

"El conflicto que yo tenía era que yo era mujer, pero igual me gustaban las mujeres", recuerda.

Con Liliana, cuatro años menor, Ángela vivió en unión libre por un tiempo.

Tras la ruptura, en el 2003, Liliana permaneció en Monterrey, mientras que Ángela se fue a trabajar a Estados Unidos, de donde es ciudadana. Allá comenzó a ir a terapia y se animó a iniciar un tratamiento hormonal.

Habían pasado unos meses del inicio de su transición de género, cuando se enteró de que Liliana, su ex pareja, estaba embarazada.

"Yo sí soñaba con tener una familia, era bonito", recuerda, "pero al mismo tiempo una contradicción porque yo estaba en mi tratamiento hormonal. Ella (Liliana) no lo tomó bien, me dijo que jamás iba a conocer al bebé".

Con...

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