Dos héroes

Parecía una tarde cómoda para la Selección Nacional, idónea para retornar a la senda de las victorias, saciar la sed de los aficionados, cambiar la perspectiva de la crítica e iniciar la reconstrucción de un equipo que rozó el fondo en el arranque del 2001.

La realidad ofreció resultados medianos, incompletos, con la recuperación de la cuota goleadora, del triunfo, aunque sin llegar aún a la brillantez como conjunto. Sólo en intervalos, a ratos, se respondió a la expectativa y a la exigencia.

De lo mejor en el funcionamiento del equipo mexicano fue la confirmación de Antonio De Nigris como artillero y la seguridad de Oswaldo Sánchez en el marco, acompañados por la eficacia de un realizador como Jared Borgetti.

De Nigris comprobó su etapa de enamoramiento con el Tricolor al marcar en dos oportunidades, reiterando que su lugar en la oncena mexicana no es producto de la casualidad.

Y con él, el guardameta del Guadalajara acabó con la polémica entorno a su designación y al detener un tiro penal, además de atajar o desviar cuanto peligro circuló por su meta, volvió a llevarse el reconocimiento de los aficionados.

Borgetti completó la tercia de los sobresalientes en el encuentro. El goleador del Santos Laguna entró al campo para completar la obra de De Nigris al apuntarse otro par de anotaciones, cuando el rival había bajado los brazos, por lo menos en lo físico.

En lo colectivo México respondió a cuenta gotas. Pese a la victoria con goleada, no apareció el lucimiento, la ambición, el juego atractivo, cayéndose en los pasajes grises, en la falta de verticalidad y en la centralización del juego.

Olvidando que una condición de local exige contundencia, el tricolor se inhibió en gran parte del juego, no sólo en la producción goleadora, sino en la operación básica para dominar al rival.

Jamaica se dio el lujo de asustar en varias ocasiones a los locales, su obstáculo estribó en la falta de puntería y de variantes para penetrar al área mexicana, además de la falla de un penal.

Los caribeños desperdiciaron la ocasión de cambiar la historia del cotejo, justo en el 2-0, cuando México prefirió bajar la intensidad y esperarlos a partir del medio campo. Al errar esa vía para acercarse en el marcador, se autoaniquilaron.

Porque el Tricolor no hizo más que lo estrictamente necesario, anotó cuatro tantos, consiguió los tres puntos y rompió una sequía de más de cinco meses sin triunfo, desde que se lesionó Cuauhtémoc Blanco.

Nada más. Con un segundo tiempo en...

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