Don Cornelio y sus pasiones

AutorAlejandra Pedroza Marchena

Tenía 10 años cuando vio a su hermano destrozado en el catre, con los dientes rotos. De una bala que le entró por la nuca quedó tendido en la calle, en el municipio de Tecolotlán.

"Doña Angelita, hay un muchacho muerto afuera de su casa". Ella salió corriendo y era su hijo asesinado.

El pequeño Cornelio García veía a su madre vestida de negro, acostada en la cama de la que despertaba gritando: "¡Andresito, Andresito!", buscando a su hijo fallecido.

Si es difícil ver a una madre llorar la muerte trágica de un hijo, "Don Cornelio", como popularmente se le conoce, no puede imaginar entonces por lo que pasan los padres de los normalistas de Ayotzinapa, las imágenes que se les vendrán durante toda la vida por los hijos que no volvieron a ver, que no despidieron, que no enterraron.

La muerte de su hermano le trastocó la vida, le cambió la sensibilidad. Probó los sabores de la existencia y que vivir, como dice Octavio Paz, se trata de fiesta y vigilia: hay días de gozo y hay otros que no apetece ni respirar.

Pero han sido esas fatalidades las que han removido las sensibilidades creativas de Don Cornelio, que mañana cumple 72 años; esas experiencias duras consolidaron su faceta de artista.

Su amor por las artes plásticas lo despertó una caja de colores. Tenía seis años y para acudir a la escuela le regalaron ese estuche de cartón decorado con el dibujo de un príncipe que llevaba en ancas a su amada, así es como lo recuerda.

Esa imagen le despertó la curiosidad por la composición en los colores y los trazos, así que le dio buen uso a sus lápices y se dedicó a dibujar.

Además que el rancho de San Buenaventura, donde vivió unos años, le estimuló la creatividad: estuvo en contacto con la estética del campo, escenas de la naturaleza, paisajes vegetales, figuraciones animales. Así se relacionó con lo más inmediato en su vida, caballos, árboles y mazorcas, desde el dibujo.

También le tocó vivir colmado de música. No había boda en el pueblo donde no hubiera birria y mariachi, creció vinculado con la música tradicional mexicana y es una pasión que a la fecha mantiene con su Mariachi Tradicional Arredondo.

Chavela Vargas cantaba que uno vuelve siempre a los mismos sitios donde amó la vida, y aunque a Don Cornelio le...

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