Don Alberto Ruiz, un Artista de Fundición y PailerÃia Industrial

* Sostiene una empresa 100 por ciento familiar

Por Jorge Alberto Ruiz Chávez. Corresponsal

Colima, 18 Ago. (Notimex).- A sus poco más de 82 años de edad, su vida transcurre al igual que hace más de 10 lustros, con un trabajo constante e incansable: Atendiendo a clientes, analizando mejoras en los equipos que fabrica, guiando a sus hijos en nuevos diseños y, las más de las veces, operando un torno industrial.

El es Don Alberto Ruiz Hidalgo, nacido en Jalisco pero avecindado en Colima desde hace 60 años, donde a base del duro esfuerzo y constante tesón, ha logrado consolidar una empresa 100 por ciento familiar, construyendo así un patrimonio laboral del que hoy dependen hijos, sobrinos y nietos, incluyendo a las familias de todos ellos, o casi todos.

Su empresa se denomina "Moldes de Colima", una de las pocas en el país dedicada a la manufactura de maquinaria y equipo que se utiliza para la fabricación de precolados, como block, tabicón, adoquín, canaleta para riego, bovedilla, tubo, celosía y teja de cemento, además de otros trabajos como la lámpara artesanal.

"Llegué a Colima a la edad de 22 años, en 1953, contratado por los hermanos Santos, propietarios de una fundición local, para que les hiciera una campana que se instaló en el templo de la cabecera municipal de Ixtlahuacán... Tenía interés por venir a conocer Colima, y tal vez a radicarme, pues tenía conocimiento de que tenía familia por acá", recuerda.

Otros ejemplos de su habilidad artística, "fueron una campana grande que hice en 1958 y que está instalada en el templo del Sagrado Corazón en Tecomán, y un busto de Adolfo López Mateos, que se encuentra en la escuela del mismo nombre en esta ciudad".

En 1959 dejó esa fundición para participar con el conocido colimense don Carlos Briceño, "donde elaboré unos trabajos muy grandes, por ejemplo molinos para extraer el aceite de limón".

Recuerda que, por ese entonces, en el puerto de Manzanillo se efectuaba el dragado de la laguna de San Pedrito, donde ahora son los muelles principales de la Administración Portuaria Integral (API), donde una vez más demostró su habilidad innata para el diseño industrial y artesanal.

"La bomba de la draga se acabó, se agujeró, y entonces tuve la oportunidad de hacer ese trabajo, reponer esa pieza, pues encargarla representaba una gran espera, porque había que ordenar el pedido desde Chicago, y los trabajos no se podían detener mucho tiempo", señala.

No obstante, y debido a que le interesaba formar su propio...

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