Un dolor profundo

TORREÓN.- Casi de manera simultánea, víctima y victimario fueron sepultados.

Con una profunda tristeza reflejada en el rostro cerca de un centenar de personas pidieron por el eterno descanso del niño José Ángel.

En la capilla de la funeraria, localizada al norponiente de Torreón, se colocó al centro el pequeño féretro del menor de 11 años que el viernes mató a una maestra e hirió a cinco alumnos y un profesor del Colegio Cervantes, para después quitarse la vida.

Frente al féretro, rodeado de de globos color blanco, el sacerdote solicitó a los asistentes pedir por el descanso eterno del alumno de sexto año.

En la misa, a la que sólo acudieron seis niños compañeros de José Ángel, se destacó en el sermón la importancia de tener paz en todas las familias.

Cuando el ataúd con el cuerpo del pequeño fue sacado de la capilla para colocarlo en la carroza algunas personas no pudieron reprimir el llanto.

Entre los familiares de José Ángel, se encontraba su abuela, con quien vivía tras el fallecimiento de su madre hace algunos años, quien en todo momento mostró una actitud serena.

La familia decidió no dar a conocer el lugar donde sepultarían al niño.

Mientras tanto, en Gómez Palacio, Durango, fue...

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