Del dolor al activismo

AutorDaniel de la Fuente

A partir del secuestro de su hijo Roy, Irma Leticia Hidalgo Rea transitó de ser la madre de una víctima de la violencia a acompañar a otros familiares en la búsqueda de sus seres queridos y emprender acciones inéditas para localizarlos.

A través del colectivo Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León ha promovido la primera exhumación en México a cargo de equipos forenses independientes para verificar la identidad de restos humanos, en este caso los de Brenda Damaris González Solís, asesinada en el 2011, y la primera búsqueda ciudadana en campo de desaparecidos en Nuevo León. En ambas acciones hubo presencia de autoridades.

"Literalmente buscar con nuestras propias manos y bajo las piedras", afirma Leticia, convencida.

Este domingo a las 14:00 horas se hablará de esto en la Plaza de los Desaparecidos, como se le conoce al espacio situado atrás de la Iglesia del Sagrado Corazón, movimiento ya común para muchos.

Familiares de víctimas de desaparición forzada recordarán a Gloria Karina Oliva Ayala, quien desapareció el 7 de enero del 2015 al salir de solicitar empleo en un restaurante de comida rápida en el municipio de Juárez. Actualmente tiene 21 años.

También, a Roy, quien mañana cumplirá cinco años de haber sido secuestrado en su casa del municipio de San Nicolás por un grupo de delincuentes armados.

Ahí estarán Julio César Oliva, padre de Karina, de los pocos hombres que asisten a las reuniones de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos, y Leticia, el rostro más visible de este colectivo.

Su tragedia empezó la noche del 11 de enero del 2011 cuando los delincuentes, algunos con chalecos que decían Policía de Escobedo y que llegaron en un camión de mudanza, entraron a su casa y, tras someterla a ella y a sus hijos Roy y Ricardo, se apoderaron de pertenencias, camionetas y se llevaron al primero, entonces de 18 años y estudiante de Filosofía y Letras de la UANL.

Tras su huida, dos unidades de la Policía nicolaíta llegaron a la casa y descendieron oficiales que miraron hacia la vivienda como para cerciorarse de lo que había pasado.

"Los están cuidando", pensó Leticia al verlos. "Estamos perdidos".

Cinco meses después, Leticia, quien pagó un rescate en vano y denunció ante el Ejército, acudió a la Plaza de Colegio Civil al enterarse de la llegada de la Caravana del Consuelo, encabezada por el poeta Javier Sicilia.

Ahí, la mujer hizo por primera vez su aparición pública para dar su testimonio desolador.

"Vengo en esta ocasión...

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