El dolor de los niños

A Juanito García le diagnosticaron leucemia tres días antes de cumplir dos años. Su vida, como la de sus padres, se modificó completamente al ser internado desde hace dos meses para someterse a tratamiento de quimioterapia, que según el médico, lo curará en dos años y medio.

El cáncer en su sangre ha llevado a su familia a vender un refrigerador, estufa y modular para obtener un poco de dinero y costear los medicamentos que le dan en el Hospital Infantil.

Como su caso hay miles, en los que cientos de familias de bajos recursos llegan de diversos puntos de la República en busca de una esperanza de cura para sus hijos, ya que en sus comunidades no pudieron diagnosticar o controlar la enfermedad.

Venden burros, vacas y toda su cosecha para costear el viaje y permanecen semanas enteras en la sala de espera pues el dinero no les alcanza ni para pagar un cuarto donde puedan asearse, dormir y comer.

Cristina, mamá de Juanito, permanece todo el día junto a su hijo atenta a las quimioterapias y a la hora que puede darle de comer.

Se olvida durante 12 horas de su casa y de su bebé de 2 meses, a la que sólo ve por las noches cuando su esposo llega al hospital a relevarla para el turno nocturno después de trabajar todo el día en un bicitaxi.

"Vivimos hasta Tultepec a tres horas del hospital, de donde tengo que irme no muy tarde para alcanzar el último camión que sale a las 10 de la noche", dice Cristina.

La falta de un trabajo estable para pagar los gastos de su hijo, que sin medicamentos puede morir, nos mantiene en una angustia permanente y cada día más dolorosa", comenta Cristina.

"No puede ser que tan chiquito esté enfermo", dice la mamá, "tenemos que hacer todo lo posible para que nuestro hijito, que apenas empieza la vida y que ya la está perdiendo, se recupere".

Aunque la familia piensa vender su terreno para pagar el tratamiento "que aunque no está caro apenas alcanzará para año y medio", Juanito se encuentra alegre y ríe mucho en el hospital.

Son Más Positivos

Sida, traumatismos, dawns, son algunas de las enfermedades incurables que los pequeños también padecen y que hacen que muchas veces tengan una larga estancia en los hospitales. Aún así, todavía tienen la capacidad de reírse y pasársela bien.

"Quizá sea una filosofía diferente de la vida, tal vez sean más positivos. El caso es que los niños enfrentan la enfermedad de una manera más flexible, lo asumen rápidamente, no los apaga tanto como a un adulto.

"Niños que recién salen de su...

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