La doble moral de l@s mexican@s

La ventaja de la relación incestuosa que ustedes y yo llevamos querido público, es que no mezclamos política ni narcotráfico en esta columna. Aunque el sexo es político.

Estos días de encierro han dañado la psique de tod@s nosotros en un ambiente enrarecido en el que sólo esperamos sacar la cabeza del agujero para ver el páramo de miseria que quedará. Es mi pensamiento optimista, neta, querido público, si me vieran presenciarían el milagro de ver salir confeti de mi culo.

Primero una advertencia antes de que sigas leyendo: esta no es una columna para defender a nadie, ni a la atacada, ni a l@s atacantes, ni a la víctima, ni a los victimarios. Sólo es una queja de hartazgo ante el machismo, la doble moral, la hipocresía y la absoluta falta de cohesión y solidaridad en este país y la absoluta falta de respeto a los menores, que nunca deben ser involucrados en los asuntos asquerosos de la política de nuestro país.

La esposa del presidente mexicano actual contestó de forma desafortunada a un usuario de Twitter quien le formuló un cuestionamiento y petición. Ni ella, que contestó, lo hizo bien porque fue sarcástica y grosera, ni el que preguntó venía al caso con un tema fuera del calzón por completo. De ese contacto ciertamente anómalo, - porque las esposas de los presidentes no le contestan a los ciudadan@s por lo general, ni los ciudadanos agarran "temas bandera" para reventar -, salió una controversia que ha revelado una condición de nuestra raza que me parece atroz.

El juicio y lapidamiento hacia la primera dama por su despotismo al contestarle feo a alguien, me parece un ejercicio democrático y ella quizás deberá aguantar y asumir un debate y diálogo saludable, si es que quiere mantener una conversación con los ciudadan@s. Aunque primero deba hacer un control de daños y contratar un community manager que se haga cargo de una manera asertiva y resiliente.

La primera dama debe asumirse como un blanco móvil de ataques virales y asimilar la condición de escrutamiento de su persona, como sucedió con todas las "primeras damas" que le antecedieron y que tuvieron la mala suerte, como ella, de acompañar a un presidente de México, que es como sacarse la rifa de un jaguar en ácido. No es perfecta, no es santa, es igual de falible que La...

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