Diván Especial
| Autor | Josefina Leroux |
Los rituales ofrecen seguridad de cómo ocurrirán las cosas, y ese "cómo" empieza a desarrollar estilos personales o familiares que confieren identidad.
Hacen falta ritos y rituales en la actualidad, aseguran los antropólogos.
La sicología atribuye un poder sanador a los rituales porque imprime significado y compromiso a la conducta humana. El acto de amanecer y rezar, por ejemplo, proporciona a quien lo practica seguridad y confianza.
Cuanta más gente se involucre en el ritual, mayor impacto emocional y memoria producirá el acto, de manera que sea inolvidable.
Los rituales, según Freud, ayudan a procesar la angustia ante ciertos eventos de la vida. Por ejemplo, el ritual del bautizo para los católicos les infunde confianza de que al niño a quien se le practique recibirá bendiciones de Dios y vivirá eternamente.
Los rituales son positivos cuando se realizan en conciencia de su significado y no como un acto supeditado a un mandato familiar o social, como si el bautizo se realizara sólo porque todos lo hacen. Carecería de sentido verdadero.
En los grupos primitivos, los rituales se realizan para dar comienzo a nuevas etapas. El clásico es el que hacen los niños para pasar a la adultez. En lugar de la etapa adolescente de las sociedades desarrolladas para preparar al niño a las responsabilidades adultas, el rito de madurez celebraba la edad suficiente de los niños para empezar a ser grandes que permitía creerlo sin lugar a dudas.
El poder mágico surge cuando se asume, a través del ritual, en un varón hecho y derecho para enfrentarse a la vida con todas sus responsabilidades.
Sin rituales, decía Jung, la vida es insignificante y trivial. Los hombres necesitan algo más grande para permanecer sanos, y los rituales les dan esta sensación espiritual que sugiere un poder más allá de lo material.
Los ritos para Jung protegen al hombre de los poderes del inconsciente; se refería a su angustia, entre otros. No son mágicos, aunque lo parezcan a veces; más bien, creyó este autor, expresan expectativas de un inconsciente colectivo y por ello vinculan al grupo que los practica.
Los ritos recrean las moradas del ser. "La cabeza quiere lo nuevo, el corazón siempre quiere lo mismo", escribió Kästner.
Para Erickson, los rituales tienen una vocación numinosa, "el sentimiento de una presencia santa", y...
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