DIVÁN

AutorJosefina Leroux

Divorciada y excluida

  1. Soy una mujer de 48 años. Mi problema es que mi esposo repentinamente me pidió el divorcio a principios de año.

    Al principio creí que se acababa mi vida, pero al cabo de los meses todo fue mejorando. Me aferré a la oración, me sigo aferrando a ella.

    Quiero decirles a las personas que están en mi situación que no se desesperen, que se aferren a su religión y a los amigos; que se ocupen en ayudar a los demás y busquen trabajo, pues estar ocupados nos ayuda a no pensar en cosas que no queremos.

    Le pediría que publicara lugares donde se reúnen grupos de personas separadas o divorciadas para buscar gente como uno porque sorprende la cantidad de conocidos que te dejan de invitar. A veces ni la familia comprende y encima del mal trago que pasamos, reclama porque no hicimos bien nuestro papel de esposas.

    Le pido confidencialidad.

  2. Supiste reponerte de pérdidas simultáneas. Mencionas temas que revelan todavía la desventajas para las mujeres en distintas áreas. Mientras las mujeres sigan el papel asignado culturalmente no hay problema, pero si se apartan del rol esperado, hay consecuencias. A la esposa que no cumple las expectativas, sin diálogo se le solicita el divorcio.

    Ahora que existe el divorcio exprés puede ocurrir, pero para que sea sana la separación se espera que se hable y se intenten conciliar las necesidades de ambas partes.

    Después de la separación, describes otro duelo ya que algún grupo de "amigos" empieza a excluirte quizás pensando que les puede...

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