Diván

AutorJosefina Leroux

La autora es terapeuta y orienta sobre problemas sicológicos o sexuales.

Preguntas al 8150-8289.

Sin miedo

P.- Lic. Josefina: Tengo 28 años y una hija de 4; toda mi vida ha sido fantástica, creo, pues hice de todo, mi adolescencia fue una experiencia intensa y excesiva, arriesgada con bastante adrenalina.

He ido madurando (aunque no mucho), gracias a mi papel de madre, pues me veo obligada a darme cuenta que no todo debe ser arriesgado, encontré que la emoción también puede existir en las cosas seguras y que la mayor emoción es la paz de liberarte de algunos miedos.

Miedo... Es por eso que le escribo, ahora entiendo cuando la gente dice que los jóvenes no conocen el miedo.

Cuando jovencita no tenía miedo de salir muy tarde de noche, ni de aceptar que alguien a quien conocía en el antro me llevase a casa, no tenía miedo de manejar bebida, ni de tomar un avión hacia otro país sin avisar en casa y llamar hasta haber llegado allá, no tenía miedo de quedarme sin dinero, ni de enfermarme por fumar, nunca pensé que mi muerte pudiera afectar a alguien.

Ahora tengo miedo de todo, no puedo ni fumarme un cigarro sin remordimiento, tengo miedo de manejar tarde y chocar por el cansancio, tengo miedo de no poder pagar mis deudas y que me embarguen el carro, tengo miedo de salir con amigas y dejar a mi hija al cuidado de alguien, ¡aunque sea mi mamá!

Tengo miedo de que me duela el brazo o el pecho, porque puede ser un infarto, tengo miedo de morir y que mi hija no tenga quien le pague una carrera o simplemente su escuela, tengo miedo de lo gorda que me he puesto, de no casarme nunca, ¡peor!, tengo más miedo de casarme con alguien que le pueda hacer daño a mi hija. ¡No lo entiendo!

¿Será que estoy volviéndome loca? ¿Es normal vivir así? A veces me caigo mal a mí misma por esto. Me enoja preocuparme tanto y al final darme cuenta que es mínima mi participación en cualquier circunstancia y no puedo controlar lo que pueda pasar.

Tiene algún consejo para perder el miedo y volver a ser yo, porque a veces siento que a esta vieja en la que me he convertido ¡no la conozco!

R.- Es normal, pero no lo más sano. Después de los riesgos adolescentes empiezan las consecuencias que maduran.

En esa etapa aprendemos a elegir con cuidado, pues no somos omnipotentes o invulnerables, todo lo contrario. Y es ese darnos cuenta de lo interdependientes que somos de los demás y lo vulnerables que de pronto nos sentimos, lo que en esos años puede causarnos miedos.

En algunas familias...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR