Diván 186

AutorJosefina Leroux

Duelo al amor que se ha perdido

P.-¡ Hola !, antes que nada muchas felicidades por su columna. Aunque me gusta leer sus consejos nunca pensé que le escribiría.

Soy una joven profesionista. Supongo que tuve una vida normal, una familia amorosa, fui buena estudiante y tengo buen trabajo; tuve un novio con el cual estuve a punto de casarme, pero no sé, algo pasó, que simplemente un día me dí cuenta que en realidad no lo amaba como para formar con él una familia y a pesar de que era un buen muchacho y de que me pidió de mil maneras que reconsiderara, no lo hice y terminé con nuestro compromiso; claro que todo el mundo se me echó encima.

En ese entonces tenía yo 28 años y todo mundo me decía: 'ya no eres una jovencita'. Sí, tenia miedo de no haber tomado la decisión correcta y me dolía hacer sufrir a mi ex novio así que pensé en volver con él, pero ese preciso día que pensaba en volver a buscarlo, por cosas del destino conocí a una persona que cambió mi vida, nos hicimos amigos luego novios hasta que decidimos casarnos.

Durante ese tiempo fui muy feliz a su lado, era muy buen esposo y el ser menor que yo nunca fue un problema ya que nunca tuvimos ninguna discusión. Me casé un poco grande, se podría decir, incluso todo mundo me decía que me diera prisa para tener niños, pero yo decidí esperar.

Mi esposo falleció en un accidente el año pasado, y desde entonces mi vida se desvaneció, he asistido a terapias y soy una persona consciente de que la vida continúa, y lo estoy haciendo, estoy viviendo, pero como esperando que algo me pase para que termine este dolor, quiero morir.

Pienso en todo lo pasado, en si yo no merecía ser feliz por encima del dolor de otros. En mi espera para tener un hijo, por que fui muy egoísta y quería todo a su tiempo para mí. Ahora quisiera tanto tener algo suyo, y es tarde, ya no puedo. Me levanto todos los días, voy al gimnasio, luego a trabajar y me puse a estudiar una maestría; así llego cansada a mi casa para poder dormir, pero los días me pasan tan lentos. Ya no lloro, soy como un fantasma, alguien que está y no.

Mi ex novio me ha buscado, pero no he querido hablar con él, yo sé que siempre me ha querido, sólo que ahora tengo tanto miedo y dolor.

Mi familia me dice que no deje pasar esta oportunidad de rehacer mi vida, pero ¿y si yo no quiero volver a vivir?

El era mi complemento, no creo que nadie pueda ocupar ese sitio. ¿ Sería justo usar a mi ex novio como tabla de salvación?

Claro que yo lo quiero, convivimos mucho...

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