DIVÁN / Erotismo fragmentado

AutorJosefina Leroux

Aún no tengo un año de casada, pero las cosas, aunque no están mal, tampoco como yo quisiera. Desde el principio siempre fuimos diferentes en el plano sexual. Cuando nos conocimos yo tenía 29 años y él 30, para mí era natural tener relaciones sexuales, para él, no sé, pero la primera vez que estuvimos desnudos me rechazó. Luego no lo hacíamos por no tener un espacio propio. Si mi casa se quedaba sola le daba miedo que nos fueran a pescar. Yo le decía que fuéramos a un motel pero me decía que no eran lugares para llevar a su novia.

Con el tiempo nos fuimos acoplando, él al ceder a mis propuestas, yo a bajar el ritmo de mi vida sexual. Yo le reclamaba constantemente que no me gustaba que hiciéramos el amor una o dos veces al mes, pero me decía que cuando estuviéramos casados las cosas iban a cambiar. Pero no.

Ahora estamos casados, en nuestra luna de miel no le vi ganas y ahora nuestra frecuencia es de una vez por semana, que no es tan malo, pero es esa falta de libido lo que me tiene enojada.

Sé que me ama porque me lo demuestra constantemente, pero no me siento deseada, al contrario todo esto me hace sentir rechazada.

No sé nada de su vida sexual pasada, lo que sé es que sus padres son muy religiosos. Yo, por el contrario, estuve casada y tuve antes varias parejas sexuales con las que tuve oportunidad de expresarme a mis anchas. Aquí, el problema es que ya hablamos y hablamos y las cosas no mejoran, y lo peor es que yo estoy cada vez más enojada y si me enojo a él menos se le antoja y como a él menos se le antoja, yo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR