PLAZA PÚBLICA / Distrito Federal (Iztapalapa incluida)

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Además de 27 diputados federales, los ciudadanos del Distrito Federal elegirán pasado mañana a 66 diputados locales a la Asamblea Legislativa (40 de mayoría y 26 de representación proporcional) y 16 jefes delegacionales. Recién llegados a los comicios para escoger a sus propios gobernantes (en 1988 votaron por primera vez por una Asamblea de Representantes, en 1997 por su jefe de Gobierno y en 2000 por los delegados), los capitalinos impusieron marcas singulares a la actividad electoral que no se hallan en el resto de la República.

El rasgo más sobresaliente es la postergación del PRI. Mientras que en la elección de diputados federales se augura un nuevo florecimiento de ese partido, que en 2006 cayó al tercer lugar en San Lázaro, en la Ciudad de México el antaño partido dominante es una organización perdedora, privada casi por entero de posibilidades de obtener más que diputados de representación proporcional. Desde mucho antes de que la pluralidad partidaria y el respeto al voto favorecieran la actual distribución de poder, la votación a favor del PRI descendía paulatina pero consistentemente. En 1988 el tricolor perdió por primera vez las senadurías del Distrito Federal y un importante número de diputaciones, a manos no del PAN que había sido su opositor tenaz, sino del Frente Democrático Nacional.

A partir de 1991, el PRD que resultó de aquella organización creada en torno del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas ha incrementado su presencia en los órganos de gobierno de la capital, hasta convertirse en la fuerza dominante. En 1997 con el propio Cárdenas obtuvo la jefatura de Gobierno, en mandato que ha sido refrendado ya dos veces, la primera en 2000 con Andrés Manuel López Obrador, que triunfó con apenas márgenes estrechos sobre Acción Nacional (que entonces vivió un auge insólito y no repetido gracias al efecto Fox) y con gran holgura en 2006 (gracias al efecto López Obrador), con Marcelo Ebrard a la cabeza.

En la primera mitad de su gobierno, López Obrador tuvo que gobernar con una Asamblea Legislativa adversa, con mayor número de diputados opositores: 21 de la Alianza por el Cambio, 14 de los cuales eran panistas y 7 correspondían al Partido Verde, contra 19 del PRD. En 2003, en cambio, el PRD ganó 37 de las 40 curules de mayoría y obtuvo el gobierno de 13 de las 16 delegaciones. Hace tres años su victoria fue aun más sobrada: mantuvo su mayoría en la Asamblea y 14 delegaciones.

Según las encuestas, ese predominio continuará. Reforma...

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