Discurso para justificar la sexta reelección del general Díaz

AutorFrancisco Bulnes
Páginas11-33
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DISCURSO PARA JUSTIFICAR
LA SEXTA REELECCIÓN DEL
GENERAL DÍAZ1
eñores delegados: He tenido la honra de ser nombrado por
las delegaciones de los estados de México, Oaxaca, Gue-
rrero, Michoacán, Jalisco, Veracruz, Morelos, Sonora, Colima y
del Distrito Federal para proponer y fundar la candidatura del
señor general Díaz,2 para Presidente de la República.
Con gusto he aceptado y me apresuro a dar las gracias por
esta insigne distinción. Estoy seguro de que no sólo la mayoría,
1 Bulnes, quien era delegado por el estado de Morelos, pronunció este discur-
so en la sesión celebrada por la segunda Convención Nacional Liberal, el
21 de junio de 1903. Don Martín Quirarte señala: “...don Porfi rio descon-
ó siempre de Bulnes, porque conociendo su gran talento y poderosa cul-
tura no le permitió nunca ser más que diputado o senador. Le encomendó
ciertas comisiones científi cas, pero nunca quiso poner en sus manos la di-
rección de un ministerio. Más si en las Cámaras, fi eles instrumentos de la
dictadura, nada se hacia que pudiera contrariar la voluntad del jefe del Ejecu-
tivo...”; en Francisco Bulnes. Páginas escogidas, México, Biblioteca del Estu dian-
te Universitario, UNAM, 1968, p. XI.
2 Porfi rio Díaz (1830-1915). Militar, político y estadista. Candidato a la pre-
sidencia por el Partido Progresista, fue derrotado por Juárez y, a la muerte
de éste, en 1872, se sublevó contra Lerdo de Tejada. En noviembre de 1871,
lanzó el Plan de la Noria, en el que se pronunciaba contra el reeleccionis-
mo, a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral. En 1876
accedió a la presidencia. En 1880, la Cámara lo declaró presidente consti-
tucional. Gobernó el país durante más de treinta años.
S
CUALIDADES DEL CRÍTICO
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sino la totalidad de los miembros de esta asamblea, son parti-
darios de la reelección del general Díaz. A los partidarios no
hay que convencerlos, y mi deber podía reducirse a invitaros a
votar con una frase de aclamación y cariño para el Presidente
de la República.
Pero el elemento extranjero se levanta ante nosotros, con el
cual México ha contraído grandes compromisos pecuniarios,
enormes compromisos morales, inmensos compromisos de ci-
vilización, y ese formidable elemento social desea conocer los
fundamentos de nuestros grandes actos públicos.
El país escucha constantemente el elogio justiciero de la obra
del general Díaz; pero desea saber si es una obra precaria o du-
radera, si es una obra momentánea o una obra de salvación de-
nitiva. La sociedad ambiciona escuchar palabras que alienten
sus esperanzas, que mitiguen sus temores, que fortifi quen su espíritu,
que despejen su porvenir. Pero la historia nos presenta páginas
en blanco que no debemos llenar con emociones, con afectos,
con frases de adulación, sino con razonamientos contundentes
para presentar la reelección como acto nacional, indispensable
y honroso para el pueblo mexicano. (Aplausos.)
Debo, pues, apoyar la reelección con razones republica-
nas, con razones democráticas, con razones de principios, y
pisar valientemente el terreno de la realidad, separándome de
hipótesis incorrectas o frases convencionales censuradas ya por
la opinión.
* * *
Es muy difícil sostener una sexta reelección ante un criterio ins-
titucional democrático. El argumento de los jacobinos es: ja-
más un pueblo demócrata ha votado una sexta reelección;

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