Discurso estético de La Veritá quita el aliento con proezas físicas

MÉXICO, D.F., mayo 1 (EL UNIVERSAL).- La compañía Finzi Pasca tiene, según su director, Daniele Finzi, al mismo cocinero, los mismos sabores, colores y sabores del Teatro Sunil, ese que logró convertir a la escena en una experiencia onírica, poética. Y es verdad, el lenguaje circense, el clown, la música, el surrealismo y la espectacularidad visual están en La Veritá, que se estrenó la noche del miércoles en el Teatro de la Ciudad.

Sin embargo, en este espectáculo firmado por la compañía de Daniele Finzi, “la verdad” que buscan en el discurso estético, se desvanece en la proeza física llevada a los límites, en los saltos mortales.

Los malabaristas, el contorsionista, los acróbatas, los trapecistas, los músicos, los clown, el teatro de sombras, presentan cuadros emocionantes, algunos quitan el aliento, como el de los acróbatas que deben volar y dar grandes saltos para caer sobre sus propios cuerpos; la tensión aumenta si en el primer intento hay un ligero traspié.

La belleza visual que logra Finzi Pasca con La Veritá se multiplica con la presencia del telón de Salvador Dalí, creado en los años 40 para un ballet de “Tristán e Isolda”, inspirado en Wagner.

La obra que permaneció oculta durante seis décadas y que fue prestada a esta compañía, permite al espectador contemplar sus trazos oscuros y profundos y al mismo tiempo verlo dialogar con la contemporaneidad. Los trece artistas en escena interactúan de frente a la obra, sin solemnidad, se la apropian y juegan con ella.

Finzi Pasca, uno de los creadores escénicos más relevantes de los últimos años, valorado en Europa y Asia, ha dicho que en La veritá la acrobacia del teatro físico está la puerta...

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