DISCULPE LAS MOLESTIAS... / ¿Día del Señor, o de la basura?

AutorJulio Trujillo

Domingo. "Dormingo". Séptimo día en el que desemboca la semana civil y en el que procuramos hacer eso: dormir un poco más, estarnos quietos, recargar baterías. Dicen que ningún siglo comienza en domingo. Ya Constantino I, El Grande, decretó hace mil setecientos años que los magistrados y las gentes residentes en las ciudades debían descansar ese día y que todos los talleres debían permanecer cerrados. Un día de silencio y reposo. Ajá.

No sé ustedes, pero mi domingo es otra cosa: todas las mañanas de domingo, a las siete (entre semana a las seis), pasa un camión de la basura a hacer una faena larga y ruidosa. Su motor de brontosaurio ruge y se mete en mis sueños como una pesadilla con leviatán. ¡Qué talento para hacer escándalo! Al sonido hondo, matraquero y estentóreo de la máquina hay que agregar el agudo silbo de la reversa y un puñado de sonidos humanos que va de los potentes chiflidos al viene viene para estacionar la mole al albur y a las carcajadas. No hay sueño que resista dicho estruendo.

El escritor Álvaro Enrigue vio en un camión de basura un buque pirata cuya tripulación termina por dedicarse al asalto y al abordaje. Me parece que este camión de aquí abajo, que no ha sido extraído de la literatura, ya se dedica a una forma de ultraje que consiste en convertirse en un grotesco, colosal despertador cada domingo a las siete de la madrugada. Pero no me quejo: es mejor eso a que el camión caiga encima de tu casa, como sucedió hace un par de años cuando el conductor se quedó sin frenos y cayó sobre un humilde hogar en la zona del cerro del Chiquihuite.

No sólo no debo quejarme sino que encuentro algo de nobleza en esos 2,200 vehículos que todos los días recopilan las 12,000 toneladas de basura que...

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