Muy discreto

AutorRebeca Pérez

"Yo soy mi casa y la lana se me escurre como el agua a los patos".

Esa es quizá la frase que mejor define al arquitecto Andrés Casillas de Alba, porque aunque ha conocido muchos sitios, es un mal viajero y un pésimo promotor que no vende su obra, acepta entre risas.

El autor es discreto, un profesional que no busca los reflectores, que le huye a los reconocimientos, pero que nunca ha pensado en el retiro. Mañana, a las 20:00 horas, hará el esfuerzo para protagonizar la charla "Obra y Reflexiones", junto con su amigo Juan Palomar, en la Escuela Superior de Arquitectura (Calle Libertad 1745), quizá como una involuntaria celebración por sus 80 años de edad.

Aunque nació en la Ciudad de México en 1934, Casillas de Alba tiene fuertes raíces en Jalisco. Vivió entre Guadalajara y el rancho familiar Santa Bárbara a unos kilómetros de Tepatitlán, además su abuelo es Guillermo de Alba, uno de los pioneros de la arquitectura moderna de la Guadalajara de finales del siglo 19.

A Andrés no le costó trabajo elegir. Aunque su padre lo convenció de estudiar Contabilidad, abandonó el curso apenas un mes después, luego ingresó a Escuela de Arquitectura de la UdeG, que también dejó luego de dos años y medio.

Confiesa que no se llevaba con el...

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