La discapacidad no limita el placer

AutorGeorgina Montalvo

Una sonrisa coqueta invade el rostro de Nancy cuando René intenta desabrocharle la blusa con los dientes. Cuatro brazos se entrelazan, dos con movimientos torpes, para continuar el juego.

Él ya había sufrido el accidente que lo dejó cuadrapléjico (con limitaciones de brazos y piernas) cuando la conoció, y en nueve años de pareja, su vida sexual ha sido plena, aseguran, al grado que están haciendo todo por lograr tener un hijo.

Pero la mayoría de las personas con discapacidad no viven así su sexualidad. "Familia y médicos piensan que deberían ocuparse de cuestiones 'más importantes', como su rehabilitación física o educarse para ser independientes", asegura Irene Torices, directora del Grupo Educativo Interdisciplinario en Sexualidad Humana y Atención a la Discapacidad (Geishad).

Incluso, la mayoría asume que nunca tendrán acceso al amor y al erotismo, y que no contarán con el apoyo para ejercer sus derechos afectivos y sexuales, escribió Javier Cambrón en El derecho al placer en personas con limitaciones observables, capítulo de En las alas del placer, libro del sexólogo David Barrios.

Para qué

Hablar de sexualidad provee a los miembros de cualquier familia herramientas para disfrutar los cambios que viven conforme crecen, pero a las personas con discapacidad les sirve para proteger su integridad.

"En muchas ocasiones, padres y docentes buscan ayuda e información sólo cuando se presenta un problema de abuso o de embarazo no deseado, hay manifestaciones de una posible homosexualidad o empiezan a darse conductas masturbatorias frecuentes dentro del aula escolar", asegura Torices.

Si se trata de una discapacidad adquirida, jóvenes y adultos suelen buscar ayuda hasta que ven que la relación con su pareja se está deteriorando o quieren iniciar una relación.

Los programas de rehabilitación han permitido que las personas con discapacidad tengan mayor nivel de sociabilidad y, por tanto, más interés en establecer relaciones de noviazgo, de pareja formal y de tener sus propios hijos; de ahí la importancia de proveerles de información, agrega la sexóloga.

El reto: explorar

René Miguel Anaya y Nancy Martínez hicieron su propia búsqueda, y ahora presumen los resultados.

"Había tenido relaciones, pero estando con ella fue muy padre, como si hubiera vuelto a nacer", cuenta René, quien gracias a su rehabilitación ha recuperado sensibilidad.

A familiares y amigos de Nancy les preocupaba, más que a ella, el tema de la vida sexual en pareja.

"Como había...

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