De diosas y guerreros

AutorKarla Ortega

QUINTANA ROO.- Algo en común tienen los participantes de la doceava Travesía Sagrada Maya (TSM) con los antiguos habitantes mayas. Ambos comparten la hazaña de cruzar el mar remando en canoas desde el puerto de Polé (ahora Xcaret) hasta la isla de Cuzamil (Cozumel) para ofrendar a Ixchel, diosa maya de la abundancia y la fertilidad.

A decir de los actuales guerreros, también emprenden este viaje porque experimentan una transformación física y espiritual, además de mantener viva una tradición ancestral.

El pasado 3 de junio, quienes se encontraban en el parque Xcaret recibieron a los 377 canoeros que llevaron, a través del mar, el mensaje a la diosa maya. A pesar de haber esperado una semana debido a las inclemencias del tiempo, fue un cruce en tiempo récord: ¡3 horas y media! En otras ediciones, ese cruce ha tomado de 8 a 10 horas.

Para algunos, la ofrenda se trata de honrar a sus antepasados mayas, como es el caso Abraham y Mariela, padre e hija canoeros, quienes participan en la TSM por segunda ocasión. Orgullosos y sonrientes, levantan sus remos después de abrazarse y juntar las frentes en señal de veneración y agradecimiento a la diosa.

Ella lleva una mano de color azul pintada en el rostro. Ambos están ataviados con vestimenta y maquillaje avalados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), al igual que el ajuar del resto de los canoeros.

- ¿A quién dedican la TSM? "¡A la familia!", responden.

- ¿Cuál fue el mayor desafío en el cruce? "Cuando el cuerpo ya no puede, pero la mente te dice: ¡Continúa!", dice el padre en un tono calmado. Después gritan su entusiasmo aún con los pies en el agua, mientras terminan de encallar su canoa en la arena junto con el resto. Hacer equipo es fundamental.

Para otros, el cruce representa, en carne propia, el milagro de la fertilidad. Tanto hombres como mujeres reman solicitándole a la diosa Ixchel un bebé.

Lluvia, por ejemplo, en 2015 remó para ofrendar a su padre y en 2016 lo hizo para pedirle a Ixchel una bebé. En 2017 sólo fue parte del elenco en la ceremonia ritual con la que se recibe a los canoeros que vienen de Cozumel; ya estaba embarazada de una nena que llamaría Elianne.

Paola, por otro lado, en 2015 estuvo al frente de una de las canoas como proel -cuya función es marcar el ritmo de los remeros para no desgastarlos y mantener el ánimo- y solicitó a la diosa un cambio profundo en su vida. Al año siguiente, en 2016, se preparó durante cuatro meses para remar, pero a mes y...

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