La diosa que vino del mar

Cuenta la leyenda que en el año 721 un monje encontró un gran árbol de alcanfor en un bosque cerca del pueblo de Hase, en la región de Nara. El monje se dio cuenta de que el tronco le alcanzaba para mandar hacer dos estatuas de Kannon.

La primera quedó allá, en el templo de Hase; la segunda fue lanzada al mar con la plegaria de que reapareciera para bendecir a la gente.

Quince años después, el 18 de junio del año 736, Kannon reapareció en la playa de Nagai, cerca de Kamakura, dicen, emitiendo rayos de luz.

Se entendía así, al más puro estilo de una virgen que no admite negociación, que la diosa de la misericordia había elegido este sitio como el hogar donde quería ser adorada. Así, el templo Hase de Kamakura fue construido y nombrado en honor de su lugar de origen, y alberga la famosa estatua de nueve metros de alto.

Pero además de su lado místico, que tiene por tesoro la escultura de madera más grande de Japón, el lugar ofrece la posibilidad de un largo y tranquilo paseo por sus increíblemente bien cuidados jardines, fuentes y varios cuerpos de agua donde flotan (sí, flotan) miles de hortensias y...

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