El dinosaurio no da más

El peso de siete décadas de hegemonía política, la enorme red de complicidades e impunidad y, sobre todo, los continuos errores que generaron la pobreza e ignorancia del sector más amplio de la población, son los agravios que ayer la ciudadanía le hizo pagar al PRI. Esta es una breve historia del partido cuyo lema de "democracia y justicia social" contrasta con la realidad nacional en la que el fraude fue sistemático hasta 1994 y la marginación se extiende hoy entre 40 millones de mexicanos; un partido que, a través de las distintas visiones de sus poderosísimos jefes en turno, los Presidentes, imperó en el país entero y lo condujo entre la revolución y la corrupción institucional

La hora de las instituciones

Sumido el país en la precariedad económica, la deuda externa y los conflictos militares y religiosos (que se extenderían hasta 1937), el General Plutarco Elías Calles, jefe máximo de la lucha armada de 1910, asume como urgente la creación de un partido de Estado que integre y pacifique a las facciones revolucionarias.

Esta intención queda manifiesta en su discurso del 1 de septiembre de 1928: "Pero la misma circunstancia de que quizá por primera vez en la historia se enfrenta México con una situación en la que la nota dominante es la falta de 'caudillos', debe permitirnos, va a permitirnos, orientar definitivamente la política del país por rumbos de una verdadera vida institucional; procurar pasar, de una vez por todas, de la condición histórica de 'país del hombre' a la de 'nación de instituciones y leyes".

El 1 de diciembre de 1928 se firma el Manifiesto del Comité Organizador del Partido Nacional Revolucionario (PNR), que se funda el 4 de marzo de 1929.

El fin de la era militar

Cárdenas destapa para la Presidencia a Manuel Avila Camacho, un militar que, sin gran pasión por las armas, lo siguió y fue su hombre de confianza desde 1919, pero cuya candidatura desconcertó aún a los revolucionarios. En elección de 1940, la más disputada hasta entonces, Avila compitió con el general Juan A. Almazán que, postulado por el PRUN y apoyado por una fracción de generales, prometía acabar con la agitación social e ideológica cardenista, y sumaba el apoyo de la clase media. El día de la elección, la estructura organizada del PRM cierra filas en torno a Avila, provoca zafarranchos que dejan por lo menos 30 muertos y decreta el triunfo del candidato oficial.

Ya casi al final de su sexenio, el 18 de enero de 1946, tiene lugar la Segunda Gran Convención del PRM, cuando se transforma en el Partido Revolucionario Institucional, adopta el lema de "democracia y justicia social" y elimina para siempre a su sector militar. "Los hombres de la revolución ha cumplido ya su misión", dice Avila.

Vocación nacionalista

Al llegar a la Presidencia, el General Lázaro Cárdenas abre las puertas de Palacio Nacional, dispone la instalación de un hilo telegráfico para que el pueblo le presente sus quejas y le imprime a su Gobierno el sello que es su mayor legado: el nacionalismo. De Calles, su mentor que ejerció el poder tras el trono en los tres sexenios anteriores, Cárdenas toma distancia y...

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