Dinamarca no fue: la salud se privatizó

Fecha de publicación11 Enero 2024
Juan María Naveja

Por Juan María Naveja

Las farmacias particulares se diversificaron, abrieron consultorios y aumentaron sus ventas. Las clínicas, sanatorios y hospitales, además de ganar mercado se consolidaron como un excelente negocio, otro tanto ha sucedido con laboratorios clínicos, abundan los particulares que dializan. Y cómo no si el Estado abandonó la responsabilidad de atender la salud de los mexicanos.

Las cifras son demoledoras, el gobierno de López Obrador recibió el seguro popular con más de 55 millones de inscritos, lo desapareció para crear el INSABI, organismo que tuvieron que liquidar, un fallido proyecto costoso y plagado de visos de corrupción.

Datos del Coneval indican que en 2018 el 16.1% de la población no tenía cobertura, el porcentaje subió a 39.2. Cuando empezó el gobierno eran 20.1 millones sin acceso, la cifra subió a 50.4 millones, cerca de la mitad de la población total del país que ahora tiene que acudir al consultorio de la farmacia de la esquina y pagar, cuando pueden, los medicamentos.

El sistema de salud nunca ha sido perfecto, ninguno lo es, pero funcionaba. El seguro popular, con sus deficiencias, fue la respuesta para quienes no tenían cobertura de las instituciones; el tiempo ya le ganó al gobierno de López Obrador que va a heredar una serie de problemas que tomará tiempo resolver, sólo consideremos que el seguro popular existió durante tres gobiernos que lo fueron fortaleciendo.

Sin lugar a dudas el peor legado que dejará este gobierno en materia de salud es la pésima gestión del covid. Durante la pandemia fue un desastre. Con saldo de más de 750,000 muertos, México quedó entre los cinco países con mayor número de víctimas, en el que murieron más elementos del personal de la salud y con el mayor número de niños que quedaron huérfanos. En este momento son miles los que contrajeron covid que sufren y sufrirán de por vida las secuelas de la enfermedad y millones que tienen que resignarse a recibir vacunas de mala calidad como la Sputnik y la Abdalá, ambas de primera generación, sin la certificación de la Organización Mundial de la Salud y miles de ciudadanos tendrán que pagar por la Pfizer o la Moderna, que después de mucho tiempo y gestiones, fueron aprobadas por el gobierno de México.

En materia de vacunación infantil también hubo abandono. México era líder, en 2016 con cobertura de 90%; hoy se encuentra entre los 20 países con más niños sin vacunas, actualmente sólo cuatro de cada diez menores de un año y...

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