Diminuto, pero grandioso

AutorLorenzo Armendáriz

Para cruzar en línea recta el Gran Ducado de Luxemburgo necesitaríamos tan sólo unas horas, pues sólo 83 kilómetros separan el norte del sur. Pero si lo hiciéramos tocando tan sólo una mínima parte de sus atractivos turísticos, entonces habría que considerar disponer del tiempo suficiente para el viaje. Cualquier dirección que tomemos inevitablemente nos conducirá del asombro a la fascinación, haciéndonos perder el sentido del tiempo y la distancia.

Tomar la ciudad de Luxemburgo como punto de partida es lo más apropiado. Desde ahí, cualquier ruta que se elija será la indicada, y ésta se ira entrelazando con otros caminos, como atractivo laberinto que no parecerá tener fin. Así es que, como en los cuentos infantiles, habrá que ir dejando migajas de pan, o tal vez otras señales, si es que se quiere volver al punto de partida.

El corazón del Gran Ducado

Además de ser la capital, la ciudad de Luxemburgo es el corazón del Gran Ducado. Casi un 20 por ciento del total de la población del país radica aquí, y muchos alemanes, franceses y belgas se trasladan diariamente desde su país a trabajar en la ciudad.

Pero Luxemburgo no es sólo un gran centro financiero... El patrimonio arquitectónico acumulado durante siglos es su mejor carta de presentación. Es el resultado de más de un milenio de transformar una geografía agreste de acantilados, para levantar una villa de extraordinaria belleza, cuyo casco histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994.

La ciudad se divide en dos sectores, en uno de los cuales se encuentra el casco antiguo de Luxemburgo, dentro de lo que fue la ciudad amurallada, y en la orilla opuesta al río Pétrusse se extiende el moderno centro financiero.

El casco antiguo de Luxemburgo, además de la fortaleza y los torreones, está compuesto por estrechas calles empedradas y numerosos puentes que desafían los abismos naturales. La mejor manera para disfrutar de estos atractivos es recorriendo a pie el Centro Histórico, aunque otra posibilidad bastante atractiva resulta el "Pétrusse Express", un tren turístico que recorre los principales puntos de la ciudad.

Los estilos arquitectónicos gótico y renacentista predominan en el casco antiguo; como ejemplo basta mencionar la catedral de Notre Dame y el Palacio del Gran Ducado, respectivamente. Este último es la residencia oficial del Gran Duque, y el cambio de guardia que se realiza diariamente se considera un gran atractivo turístico. Las plazas de la ciudad constituyen otra gran...

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